Sonangol descarta a Rodman Lusitania en la oferta de compra del grupo

El Gobierno chino, que promueve la operación, rebaja su interés por la náutica deportiva lusa y prefiere centrarse en la división de acero situada en Galicia

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El tangram de Sonangol China -filial asiática de la petrolera angoleña- para la adquisición del Grupo Rodman ha movido recientemente una de sus piezas fundamentales y ha cambiado el escenario de las negociaciones entre el gigante energético y el grupo de construcción naval gallego. El Gobierno de la República Popular China, a través de su mandatario y directivo de Sonangol, el habilidoso Sam Pa, ha dejado fuera de la oferta de adquisición las instalaciones de Rodman Lusitania, según manifestaron a este medio fuentes cercanas a las conversaciones. Las naves industriales se levantaron hace años en la localidad fronteriza lusa de Valença do Minho, y están prácticamente inoperativas desde hace años.

Hasta el momento la propuesta de compra era de 100 millones de euros. Pero el Gobierno chino flexibiliza la capacidad de maniobra que concede al astuto Sam Pa, tanto en el volumen económico como en los activos que desea adquirir para que formen parte del patrimonio público industrial del país. El negociador ha decidido mover ficha y optar por no quedarse con la totalidad de la división de fibra de vidrio del grupo gallego, y centrarse más en la parte de construcción y reparación naval de acero, identificando como joya de la operación las instalaciones del astillero Metalships&Docks. La factoría de Moaña, de la división de fibra de vidrio, donde se construyen las patrulleras y las embarcaciones de recreo que han hecho internacionalmente famoso al Grupo Rodman, ocupa un segundo plano en los intereses de Sonangol China. Lusitania, un tercer plano.

Un lastre

En la nueva propuesta no vinculante que hay encima de la mesa de negociaciones, Sonangol China querría controlar directamente Metalships y Polyships, pero no añadir en el lote los activos de Lusitania, a la que los técnicos chinos consideran un lastre e innecesaria para redondear su proyecto gallego. Según fuentes conocedoras de las intenciones de ambas partes, la factoría de Portugal arrastra, además, numerosos problemas de corte financiero e incluso controversias de gran calado abiertas con el Gobierno luso por una serie de bonificaciones y ayudas públicas otorgadas en su momento al albor de la industrialización del extremo norte del país, y que, finalmente, no tuvieron retorno alguno por parte del empresario, tal y como estaba pactado en un principio.

Rodman Lusitania se abrió a bombo y platillo a finales de la década pasada, con el objetivo de desviar hacia esa localidad lusa parte de la producción de Rodman en Moaña, debido a la alta demanda de embarcaciones de recreo en aquel momento. Enmarcada la operación de expansión en un muro de silencio por parte del Gobierno portugués y del propio constructor de barcos, se llegó a hablar de una inversión de alrededor de 15 millones de euros. Las instalaciones apenas estuvieron a plena producción y poco a poco fueron languideciendo. La plantilla, toda lusa, estaba compuesta por unas 200 personas. El escaso recorrido productivo de la planta puso al Ejecutivo portugués en un aprieto ante la opinión pública por haber destinado dinero a una empresa que no prosperó como estaba previsto.

Compromiso industrial

«China puede perder dinero con esta operación, con la de la compra del grupo en general, porque tiene dinero en exceso para invertir –según una de las versiones consultadas-, pero otra cosa es que no desea enfangarse en una operación desde su inicio, tanto con el Gobierno como con los agentes sociales», según las fuentes consultadas.

De modo que, siguiendo la misma versión, el mandatario empresarial del Gobierno chino sigue confiando más en la opción de preferir sólo la división de construcción en acero y la joya original del grupo: sus instalaciones de Meira-Moaña. De hecho, en estas se está desarrollando el significativo pedido que Sonangol China ha comprometido por valor de unos 25 millones de euros para la construcción de 50 patrulleras de distintos tamaños y 10 catamaranes entre 2015 y 2016.

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