San Finx, una mina de subvenciones

Gobiernos del PP, PSOE y BNG, en Madrid y en Santiago, financiaron la polémica mina de wolframio de Lousame

Vista aérea de la Mina de San Finx

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Para defender la gestión de los sucesivos gobiernos del PP en San Caetano, el presidente Núñez Feijóo hizo números la semana pasada y situó la concesión minera de San Finx, en Lousame y de actual polémica, en el bipartito, que además aprobó una «subvención a la empresa de más de medio millón de euros», en palabras del presidente gallego. Sin embargo, a Feijóo le faltó completar el puzzle de subvenciones al proyecto de la mina, que ha sido de todos los colores.

En 2007 se crea Incremento Grupo Inversor, una discreta sociedad limitada parca en pronunciamientos pero hábil para manejarse en los despachos. La extracción de wolframio, su objetivo. Un año después de su creación, con el bipartito en la Xunta, llegan las primeras subvenciones del Igape, por un importe superior a los 122.000 euros, para renovar maquinaria y equipos eléctricos, habilitar las instalaciones y realizar las primeras contrataciones de personal. El Igape estaba controlado en ese momento por los socialistas, que tenían en sus manos la Consellería de Economía.

Del bipartito al Igape de Guerra

A principios de 2010, la apuesta de Incremento Grupo Inversor había recibido en total subvenciones por importe de 2,1 millones de euros, procedentes del Ministerio de Industria, a través de Incentivos Regionales; del bipartito, con la extinta Consellería de Innovación al frente, y después también del Igape. En este caso, el brazo inversor de la Xunta ya tenía como propietario de Javier Guerra, conselleiro popular de Núñez Feijóo, que llevaba un año en San Caetano.

Según reveló en su día El País, en 2010, la Consellería de Economía, a través del Igape, había sido el último organismo en creer en el proyecto de Lousame. Para ello, en febrero de ese año aprobó una subvención de 645.855 euros para una inversión de 4,72 millones. Fue la mayor de ese año de todas las concedidas para nuevas instalaciones fabriles. La ayuda contemplaba la creación inicial de ocho puestos de trabajo y el mantenimiento de seis empleos ya existentes.

Querellas entre socios

La empresa podría cobrar la ayuda concedida una vez justificase la realización de la inversión proyectada y ahí se topó con el primer problema, hasta que finalmente el proyecto de Incremento Grupo Inversor se fue al traste entre querellas por parte de los socios. Para ese mismo proyecto aprobado por la Xunta, el Ministerio de Economía e Industria, a través de la línea de Incentivos Regionales, había concedido también una subvención de 497.200 euros.

La historia de Incremento Grupo Inversor se escribió inicialmente a través de las ayudas que había recibido, de acuerdo con El País. Si en diciembre de 2008 era el departamento del nacionalista Fernando Blanco quien financiaba el 44% de los 1,3 millones de euros de inversión previstos para la mina, hasta sumar 589.700 euros, que son a los que alude Núñez Feijóo, más tarde (en marzo de 2009) sería la Dirección General de Política Energética y Minas la que otorgaba otras dos subvenciones por importe de otros 300.000 euros. Y en octubre de 2009, la Secretaría Xeral de Modernización e Innovación Tecnológica aprobaba otra línea de 54.000 euros para las soluciones informáticas del proyecto.

Todo quedó en nada, y en algunos casos con devolución incluida de las ayudas cobradas. El primer grupo gallego de wolframio, Incremento Grupo Inversor, entraba en concurso en 2013 al no poder justificar millonarias subvenciones. La empresa suspendía pagos con actividad en Lousame y Santa Comba y derechos de explotación en Sanxenxo y Ourense. Lo del wolframio no fue una fiebre, simplemente un calentón.

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