Restaura sigue atascada en la negociación de su deuda con la banca

La inmobiliaria barcelonesa asegura tener acuerdos con el 70% de acreedores, pero admite que el límite antes de solicitar el concurso es el 30 de junio

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Son 308 millones en total, pero hay algunas entidades bancarias que no están dispuestas a apostar por el futuro de la inmobiliaria barcelonesa. El BBVA es la entidad menos dispuesta a cerrar un acuerdo. La entidad que preside Francisco González sigue negándose a refinanciar la deuda y esa postura es compartida por un grupo de cajas de ahorros, que tampoco parecen dispuestas a darle oxígeno financiero al grupo.

Aunque en las últimas semanas se han producido algunos avances, la dirección de Restaura admite que la negociación sigue en curso. “Estamos enfermos, pero vivos”, señala un alto cargo del grupo. Mientras se realizan estas conversaciones con la banca, Restaura sigue vendiendo algunas viviendas de su propiedad. “Eso permite hacer frente a los gastos corrientes”, insiste la compañía.

El acuerdo de moratoria con las entidades bancarias expira el próximo 30 de junio. Si en aquella fecha siguen sin hacerse efectivos los acuerdos de renegociación, Restaura presentará concurso de acreedores.

Restaura es propiedad en un 70% de Foncière Colbert Finance, holding francés pero que opera desde Luxemburgo, y en un 30% de la familia de Xavier Solano, fundador de la compañía. El que era presidente del grupo vendió a los franceses al precio de un euro. Aquella operación suscitó resquemores de la banca y fomentó la especulación del sector, que vio la venta como una maniobra para eludir responsabilidades. “Cuando le vendió su 70% la compañía no valía nada”, aseguran fuentes de Restaura conocedoras de la sucedido para justificar la salida de Solano.

Inyección de 25 millones

Foncière Colbert Finance, que ha nombrado ya un nuevo administrador, anunció su intención de inyectar 25 millones de euros para reflotar la compañía. Sin embargo, el inversor francés exige como contrapartida que la banca española refinancie la deuda. Los bancos implicados, sin embargo, tienen dudas sobre los propósitos del accionista francés y reclaman un gesto por su parte en primer lugar.

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