Rebelión de los trabajadores de Villar Mir: «Ferroatlántica lleva 50 años sin inversiones»

Denuncian la segregación 'física y administrativa' de los negocios hidráulico y de ferroaleación a pesar de contar con varias sentencia en contra de esta decisión

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Los trabajadores de Ferroatlántica en Cee y Dumbría llevan más de una década viendo como los beneficios de la explotación de las centrales hidráulicas que jalonan el río Xallas se van a otras factorías del grupo mientras allí «se sigue haciendo lo mismo que se hacía hace 50 años».

Nada queda ya de la promesa de un tercer horno que le hizo el empresario Juan Miguel Villar Mir al entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, durante la inauguración del edificio de O Ézaro, ni tampoco hay un proyecto industrial que apueste por la modernización de las instalaciones y la creación de más puestos de trabajo.

Los trabajadores no piden que no se invierta en otras plantas, pero sí que se atienda a las gallegas, y más cuando es un recurso como el río Xallas el que está aportando buena parte de los beneficios que permiten llevarlas a cabo. «Ya que le sacas beneficio, que no sea para seguir manteniendo lo mismo», señala Xabier Santos, responsable sindical de CIG en Cee.

Segregación encubierta

En este sentido, denuncian también el intento de segregar dos negocios que, en el momento de las concesiones, estaban intrínsecamente unidos. «Aquí el caramelo siempre fueron las hidroeléctricas y no las empresas de ferroaleación, aunque su situación tampoco es mala», apunta. La empresa tiene ya la oposición del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que les denegó esta posibilidad, y también del Supremo, que ratificó dicha sentencia tras denegar el recurso de casación presentado por Ferroatlántica.

No obstante, desde el sindicato afirman que esa segregación «sigue dando pasos para su segregación física y administrativa». Como denuncian, toda la gestión de las centrales se lleva desde Madrid. «Hace doce años sólo había 8 personas y ahora son más de 60 los que trabajan allí». Mientras tanto, las dos plantas de ferroaleación – Brens y Dumbría- tienen centralizados sus servicios en Cee.

El último paso de este proceso, «quizá el definitivo», apunta Santos, ha sido la creación de la subestación eléctrica de Reboelle. Será la constatación de la separación física, ya que hasta ahora las plantas se alimentaban directamente desde las centrales. Con su puesta en marcha, será Red Eléctrica la que se encargue de suministrar la energía. Lo que produzcan los saltos hidroeléctricos irá directamente a la red, con el consiguiente beneficio.

Contactos políticos

Ante esta situación, los representantes de la CIG han decidido tomar cartas en el asunto. La semana pasada se reunieron con miembros del BNG. Este mismo miércoles, con los de AGE y este viernes será el turno del PSdeG. Con el PP están pendientes de confirmar una fecha. A todos estos grupos políticos les están trasladando la preocupación por esta situación y pidiéndoles su apoyo para exigir a la empresa que cumpla con sus compromisos y diseñe un proyecto industrial de futuro basado en la modernización de las instalaciones y la creación de puestos de trabajo.

«Están explotando un recurso cuyos beneficios no revierten en la comarca, sino que emigran. La ferroaleación es lo que realmente da puestos de trabajo y no las minicentrales – Ferroatlántica tiene tres que esperan la autorización definitiva para entrar a funcionar – que no generan ni media docena de empleos», insiste Santos. «Nuestros ríos desembocan hidráulicamente aquí, pero económicamente en Madrid», lamenta.

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