Vulcano y Poligal, los últimos de la fila en la crisis de la industria

Las dos compañías, que juntas suman 180 trabajadores, siguen sin encontrar un comprador y el conselleiro de Industria pide no crear "falsas expectativas"

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Con las ventas de Alcoa y Ferroatlántica ya completadas por parte de los fondos Parter y TPG Sixth Street Partners, Galicia busca ahora comprador para otras dos empresas históricas que se aferran al cartel de “se vende” como tabla de salvación: el astillero vigués Factorías Vulcano y el fabricante naronés de polipropileno Poligal.

El conselleiro de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde, ha llamado a la prudencia sobre la búsqueda de un inversor para estas dos compañías y ha pedido no crear “falsas expectativas” al respecto, después de asegurar que la Xunta trabajará para «identificar cualquier iniciativa viable» de inversión en Factorías Vulcano, al igual que en Poligal.

Conde, al que los sindicatos han pedido la dimisión por su papel durante la gestión de la crisis de Vulcano, ha salido al paso de las críticas asegurando que fue la propia Xunta de Galicia la que «facilitó» en 2017 que se pudiese llevar a cabo la construcción del ferri Villa de Teror, entregado antes de este verano a la naviera Armas, y que fue el propio Gobierno gallego el que apoyó a este astillero «cuando lo precisó» y ha recordado que ya evitó su liquidación en 2012.

“Ninguna oferta concreta”

De cara al futuro, Conde ha admitido que todavía no se ha presentado “ninguna oferta concreta” por el centenario astillero vigués, que ha iniciado su proceso de liquidación tras ver pasar la oleada de contratos que sí llegan al resto de astilleros de la ciudad olívica y ser incapaz de hacer frente a una deuda superior a los 60 millones de euros.

El conselleiro de Industria ha recalcado que es tarea del administrador concursal de Vulcano determinar cómo hacer viable una inversión -en el caso de que se presente alguna propuesta- debido a la situación concursal que arrastra el astillero vigués, con cuyos 69 trabajadores ha asegurado mantener la “comunicación”. Sobre ellos pesa un ERE de extinción que se ejecutará en dos semanas si no se encuentra ninguna solución, al igual que ya ocurrió con Poligal, cuyos 112 trabajadores aceptaron el preacuerdo del ERE el pasado mes de junio.

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