Pescanova sale del infierno

Controlada por la banca, la multinacional consigue superar el concurso de acreedores, en el que entró en marzo del año pasado

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En poco más de un año Pescanova ha estado muchas veces abocada a la liquidación. Unas veces por la necesidad acuciante de fondos para abordar los pagos corrientes y otras por la falta de entendimiento entre los actores implicados para sacar adelante un convenio que finalmente salió a flote pilotado por la banca y tras la renuncia de Damm y Luxempart. Pero la multinacional gallega lo ha conseguido. Un año y pocos meses después de caer en concurso ha logrado salir de él.

El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Pontevedra aprobó el convenio de la compañía y acordó la suspensión del concurso, con el relevo de la administración concursal y ordenando que el consejo de administración del grupo recupere plenas facultades.

El objetivo: cumplir el convenio

Atrás queda ya la entrada en concurso tras la no aprobación de las cuentas anuales por parte del consejo el 28 de febrero de 2013, el informe forense de KPMG que destapó un agujero patrimonial millonario y un entramado de facturas falsas y ocultación de pérdidas, la marcha de Manuel Fernández de Sousa y la guerra que Demetrio Carceller emprendió y perdió contra la banca por hacerse con el control de la nueva Pescanova.

No obstante, salido del concurso de acreedores, la entidad, pilotada ahora por los grandes bancos acreedores (Sabadell, Novagalicia, Popular, Caixabank, Bankia, BBVA y UBI Banca) tiene todavía un largo recorrido por delante hasta sanearse por completo y volver a la senda de los beneficios. El consejo de la pesquera indicó que en los próximos meses tendrá como “objetivo fundamental” impulsar y ejecutar las acciones necesarias para el cumplimiento del convenio aprobado.

Reestructuración de filiales

Con carácter inmediato, la reestructuración de la mayor parte de las filiales españolas, y también de las internacionales, a excepción de Pesca Chile, que ya se da prácticamente por perdida. También se constituirá, de manera inmediata, una comisión de vigilancia del convenio, formada por representantes de los principales acreedores del grupo, la propia Pescanova y la administración concursal. Su papel será “esencial” en el proceso de transión hasta que la Nueva Pescanova quede constituida y esté plenamente operativa. El presidente ya ha sido escogido, será Jacobo González Robatto, procedente del Popular, pero falta por conocerse el nombre del consejero delegado, y ahí las opciones están abiertas tras las escasas posibilidades de que la opción de Senén Touza, de Deloitte, salga adelante.

De esta manera, hasta que los futuros accionistas de Nueva Pescanova puedan tomar el relevo en el proceso de toma de decisiones una vez completadas todas las modificaciones estructurales previstas, el consejo se encargará así de velar por el mantenimiento, «a pleno rendimiento», de los negocios y operaciones del grupo.

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