Pescanova ocultó en una nave secreta gran parte de su contabilidad B

Los administradores concursales se toparon con cientos de documentos, facturas y escrituras en instalaciones custodiadas solo por guardias de seguridad

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De que Pescanova ha sido durante el último año una auténtica caja de sorpresas dan buena cuenta los avatares a los que se tuvieron que enfrentar los administradores concursales de Deloitte desde que aceptaron el encargo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en mayo de 2013. Desde entonces, y hasta presentar su informe concursal, en septiembre, Santiago Hurtado y Senén Touza no solo tuvieron que bregar con las iniciales resistencias internas de los directivos, sino que llegaron hasta las entrañas de la contabilidad B de la compañía. Lo hicieron incluso físicamente. Y fue por casualidad.

Ahora que el grupo pesquero ha salido del concurso de acreedores, algo más de un año después del estallido de la crisis, comienzan a encajar las piezas de un complejo puzzle, que explican en buena medida las grandes disparidades entre los números del análisis forensic realizado por KPMG, fechado en julio del año pasado, y el informe de los administradores concursales de Deloitte, presentado dos meses después, en septiembre.

La reciente reformulación de las cuentas de 2011, a instancias de la autoridad bursátil, deja patente las divergencias en la contabilidad: cuando Manuel Fernández de Sousa y su equipo declaraban ya en dicho año un beneficio de 48,8 millones, había en realidad unas pérdidas de 260 millones de euros.

Disparidades contables

¿Y por qué incluso el baile de cifras entre las auditorías de KPMG y el informe de Deloitte? ¿Cómo es posible que en dos meses, y después de revisar tantos y tantos números, se hubiera pasado de un agujero patrimonial de 927 millones a otro de 1.600 millones solo tras chequear la contabilidad de la compañía? ¿Y de estimar la deuda en 3.281 millones, en el informe de KPMG, a situarla por encima de los 3.600 millones, por Deloitte, en ese mismo período? Las respuestas hay que buscarlas en la contabilidad B orquestada durante años por la compañía, al menos desde 2007, que en gran parte se encontraba almacenada documentalmente en una nave a la que muy pocos directivos tenían acceso. Así lo aseguran fuentes cercanas a la empresa, que tienen constancia de que los propios administradores concursales pusieron al corriente a la banca acreedora de los hechos y también informaron puntualmente a los servicios de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), de la Policía Nacional.

Situada en las inmediaciones del área industrial de Vigo, al margen de la sede de Chapela, la nave servía a Manuel Fernández de Sousa-Faro, el ex presidente, y a parte de su equipo directivo para mantener a resguardo cientos de documentos, facturas y escrituras. Finalmente, cuando descubrieron las instalaciones, los documentos allí hallados permitieron a los administradores concursales poder armar lo que se ha llegado a conocer como la auténtica Pescanova paralela.

Las filiales opacas

De acuerdo con las mismas fuentes, la nave habría estado durante años solo custodiada por guardias de empresas como Securitas, la habitual de Pescanova, que repartían su trabajo entre las sede de Chapela, los domicilios particulares de al menos tres directivos y la nave que albergaba la contabilidad B, al margen del conocimiento público de gran parte de los trabajadores.

Sin embargo, estas actividades eran de dominio de algunos empleados de la compañía, en la sede central, que habrían puesto sobre la pista a los equipos de Deloitte, según fuentes cercanas a Pescanova. Entre los documentos que se toparon los administradores al chequear las filiales fuera del perímetro de consolidación se encuentran facturas, actas notariales, contratos privados, poderes y demás documentos correspondientes a firmas como Novapesca Trading, que representa el epicentro de la Pescanova oculta durante años.

Las certezas de los minoritarios

Despachos de abogados que representan a los accionistas minoritarios de la compañía dan por válida la configuración de un esquema societario secreto que habría servido para ocultar pérdidas y financiación bancaria con soportes documentales ficticios.

Desde Yvancos Abogados señalan que, a instancias de la Audiencia Nacional, que sigue el proceso, la investigación de la UDEF determinará el alcance de los delitos, al tiempo que permitirá conocer cómo se estructuraba el fraude y cuál era la operativa, en la que entraría esa nave secreta en las inmediaciones de Vigo para ocultar la contabilidad B. El informe de la UDEF todavía está en curso, pendiente de ser presentado ante el juez Pablo Ruz, que instruye el caso en la Audiencia Nacional.

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