Pescanova, más lejos de Galicia

«Respeto a las raíces, el origen» y al propio «nombre» de la compañía, la “segunda empresa gallega”. Las primeras palabras de Juan Manuel Urgoiti como presidente de Pescanova no fueron suficientes para diluir una realidad constatable con sólo repasar la composición del nuevo consejo de administración de la multinacional viguesa. De un total de siete miembros, solamente Yago Méndez Pascual, hijo del ex director general de Caixa Galicia, es gallego.

Y, además, sólo el nuevo presidente, consejero de Inditex, y expresidente del Banco Gallego, ahora en manos del Sabadell, mantiene vínculos profesionales con Galicia, ya que Méndez Pascual, el menor de los dos hijos de José Luis Méndez, trabaja desde Madrid para Enrique Bañuelos, uno de los protagonistas de la burbuja inmobiliaria en España. Esa realidad, imposible de ocultar, marcará una etapa que se antoja temporal, ya que desde la propia Damm, compañía propiedad de la familia Carceller, accionista que lideró el bloque opositor a Manuel Fernández de Sousa, admitían que este es un consejo “de transición, mientras sigue el proceso concursal de la compañía”.

Nueva etapa a medias

La propuesta de Carceller, que fue la primera que se votó y alcanzó en la junta un abrumador apoyo de algo más del 70%, hizo que ya no se tomasen en consideración otras propuestas y desterró, también temporalmente, cualquier atisbo de galleguidad en esta nueva etapa. Pescanova está ahora mucho más cerca de Barcelona que antes, y también de Renania-Westfalia, donde tiene la sede uno de los principales accionistas de Damm, el grupo alimentario y de congelados Doctor Oetker.

De la relativa continuidad del bloque opositor en el máximo órgano de administración habla también el mantenimiento de tres consejeros de la era de Fernández de Sousa-Faro, a los que se suma un hombre de Pérez-Nievas e Iberfomento, que decidió dejar el consejo esta misma semana, dos días antes de la junta, aunque optó por apoyar la opción de Damm y del fondo Luxempart, como estaba previsto.

Sólo una impugnación

Aunque otro de los accionistas significativos de Pescanova, el fondo Cartesian a través de Silicon Metal Holdings, anunció que impugnará la junta por presuntas irregularidades en el proceso, fuentes del entorno del anterior consejo dan por seguro que no seguirán sus pasos, ya que se enfrentan ahora a toda una cascada de actuaciones en la Audiencia Nacional, con amenaza de inminentes embargos si no depositan unas fianzas millonarias por presuntos delitos derivados de su gestión al frente de la compañía.

Frentes judiciales

Y, desde la propia perspectiva judicial, el consejo de Pescanova pasa de estar controlado por miembros de una familia imputada en la Audiencia Nacional, los Fernández de Sousa, a otra, los Carceller, también imputados por el juez Ruz, aunque por presuntos delitos de fraude fiscal relacionados con sus propias empresas que nada tienen que ver con la pesquera.

La temporalidad a la que aluden desde Damm vendrá ahora marcada por un plan de viabilidad y un convenio de acreedores en el que la banca tendrá la última palabra. Juan Manuel Urgoiti, el nuevo presidente, habla de quitas de la deuda de hasta un 75%, a lo que se une la apuesta de un grupo de siete bancos acreedores que dan prioridad a la capitalización de esos riesgos (superan sólo para esas entidades los mil millones de euros, de un total de 3.600 millones), que les convertirán en nuevos accionistas de la multinacional pesquera.

Será precisamente la interlocución con la banca uno de los principales cometidos del nuevo presidente, como así lo anunció este jueves. Desde Damm aluden a un nuevo consejo de administración de la compañía para la semana que viene, que también contará con los administradores concursales de Pescanova, que son quienes realmente llevan el día, al estar suspendido de sus funciones el consejo por orden del juez que lleva el concurso de acreedores.