Pemex pone pegas al flotel de Navantia

La petrolera mexicana retrasa la recepción del buque, ya finalizado, por desacuerdos en las certificaciones

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Ni en julio, ni en septiembre y quién sabe si en enero. La petrolera mexicana Pemex empieza a quedarse sin argumentos para demorar la entrega por parte de Navantia a su armador del Orgullo Petrolero, el flotel que se construye en las instalaciones de Ferrol.

La última fecha oficiosa de entrega era este jueves, 12 de enero, pero la compañía mexicana alegó «pequeños desacuerdos» en las certificaciones del barco, ya que entendían que algunas pruebas no estaban terminadas, cosa que desde la empresa defienden que no es así, tal y como constata la firma certificadora.

Mientras Pemex y Navantia continuan negociando para fijar una fecha definitiva, el buque ya está «completamente terminado», a falta únicamente de «detalles menores», como indican los trabajadores del propio astillero.

Preocupación

Toda esta falta de concreción, no obstante, mantiene en vilo a los empleados de la empresa pública. Tal es así que a principios de semana los representantes del comité de empresa mantuvieron un encuentro con la dirección –que habían solicitado previamente– para conocer los planes de Navantia con respecto a la entrega del flotel, ya que temían que pudiese producirse fuera de plazo, con las penalizaciones que eso acarrearía.

Sin embargo, desde la dirección les tranquilizaron recalcando que el barco cuenta con toda la documentación en regla para ser entregado al cliente «mañana mismo». También explicaron que fue la propia Pemex la que solicitó más días para que se pudiesen solventar los aspectos que cuestionaba.

Destino final

A pesar del mensaje de tranquilidad, el rumor de que la petrolera mexicana opte por dejar el barco en Ferrol sigue todavía flotando en el aire. Y no es de extrañar, sobre todo teniendo en cuenta la delicada situación por la que atraviesa la compañía, rescatada por el Estado mexicano, acosada por las deudas y con un conflicto social en su país, el del ‘gasolinazo’ que, sumado a los efectos en la divisa de los últimos movimientos del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, no hacen sinó agravar aún más su salud financiera.

En este sentido, los trabajadores de Navantia señalan que en el astillero se trabaja pensando en que finalmente Pemex va a recepcionar el flotel y que el ritmo es el mismo que en cualquier otro proyecto. Respecto a una posible renuncia, confíian en que la empresa pública también esté trajando jurídicamente en esa línea para tener la espalda bien cubierta.

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