Oromas siembra el terror en el mundo del macarrón

La empresa catalana quiere acaparar la pasta de marca blanca y ahogar a sus rivales con precios bajos

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Casi todos los fabricantes de harina y pastas en España temen los próximos pasos de Oromas, un grupo empresarial catalán que pertenece al conglomerado Harinas Vilafranquina. El grupo quiere sacar el máximo rendimiento a la fábrica que compró hace tres años en la Zona Franca de Cádiz por 47 millones de euros para acaparar el mercado de la marca blanca en España.

Las empresas del sector que preparan recortes apuntan a la apertura de la planta de Harinas Vilafranquina, en Cádiz, en proceso de arranque, como una de las causas de ahorro. Están convencidas de que el grupo catalán, que ahora distribuye sus marcas blancas en Carrefour, Eroski y Gadis, la cadena de supermercados del grupo Tojeiro, comenzarán a bajar los precios e, incluso, operarán durante los primeros meses bajo pérdidas para asfixiar a sus competidores.

La base del crecimiento

Mientras muchas compañías del sector reducen producción y cierran plantas (Pastas Gallo ha cerrado dos de sus cuatro fábricas en los últimos ocho años), el grupo catalán, desconocido para los grandes medios, ha instalado en su fábrica de Cádiz el sistema tecnológico MES (Manufacturing Execution System: Sistema de Ejecución de Manufacturas) que controla de forma automatizada desde la materia prima hasta su salida de la fábrica.

La empresa, presidida por Montserrat Sola y José Alemany Gatell, figura entre las 20 principales compañías de alimentación en España, que lidera la multinacional suiza Nestlé. Eligió el puerto de Cádiz como lugar estratégico para la exportación. El grupo, celoso de la exposición pública, no ha querido hacer ningún comentario a este medio sobre sus planes de negocio. En 2012, el grupo facturó 430 millones de euros y cuenta con activos de 384 millones.

La mayor capacidad de Europa

La planta, de 22.000 metros cuadrados, alberga una estructura a gran escala con la que será difícil de competir. Cuenta con tres líneas de producción independientes con capacidad para fabricar 12.000 kilos de pasta por hora. En total, 95.000 toneladas al día.

La fábrica tiene la mayor capacidad de molturación de Europa: puede moler 2.200 toneladas al día. El grupo disfruta de una sólida posición financiera que le permitiría, incluso, trabajar durante los primeros años por debajo de los precios de coste.

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