Orange sigue sangrando en su negocio móvil (y va a peor)

Orange firma su peor entrada de año en el negocio móvil, con una fuga histórica de clientes hacia la competencia

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Los datos de portabilidad móvil miden mes a mes cuál es la fortaleza de cada operador para retener a parte de sus clientes y captar los de sus rivales. Orange, uno de los tres grandes operadores del mercado y competidor con cuatro marcas blancas (Jazztel, Simyo, Amena y República Móvil) en el low cost, es incapaz de revertir la tendencia negativa desde hace un año. 

Pese a que no es un problema que quite el sueño a la compañía— se trata, por norma general, de clientes prepago que aportan pocos ingresos a las cuentas de la teleco — , el operador naranja ha firmado el peor arranque de año en esta división, en la que ha visto cómo cerca de 80.000 líneas móviles han saltado a la competencia, casi el doble de las que salieron en enero y febrero del pasado año (44.882).

Estos datos, que todavía no son oficiales (deben auditarse por la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia), siguen evidenciando que Orange tiene problemas para taponar la salida de clientes móviles. En 2018 fue la segunda compañía más castigada: -355.000 líneas móviles saltaron a sus competidores.

Este síntoma se refleja en la última cuenta de resultados de la teleco dirigida por Laurent Paillassot en España. La partida de ingresos “solo móvil” fue, junto a la de «solo fijo», la que más se resintió: cayó un 1,3%, hasta los 1.215 millones. Se dejó 14 millones de euros respecto a 2017, que se sumaron a otros 31 millones que perdió el año anterior.

Por qué el resultado no preocupa a Orange

No obstante, gracias a los ingresos convergentes, que crecieron un 3,1%, hasta los 2.134 millones, Orange se sobrepuso y cerró el año con un crecimiento en los ingresos totales: 5.349 millones de euros, un 3% más. 

¿Qué significa esto? Que la importancia de la pérdida de peso de los ingresos móviles es relativa para el operador naranja. Suponen el 22% de los ingresos de la compañía, mientras que los convergentes, aquellos que llegan de clientes que contratan servicios más caros, representan el 40% de todos los ingresos.

Estos clientes contratan tarifas conjuntas que incluyen, además de voz y datos, fibra e incluso televisión. De hecho, estas dos últimas partidas fueron exprimidas por Orange en 2018, con incrementos del 27% y 14,5%, respectivamente.

La estrategia low cost de Orange 

Orange, más allá de su marca principal, combate su negocio «solo móvil» desde sus marcas blancas. Estas compañías que no tienen red propia y se conocen como mvnos (Mobile Virtual Network Operator) crecieron en Orange un 9,9% durante 2018, hasta las 3.265 líneas.

Se trata de marcas como Amena, Simyo o Jazztel, que ofrecen servicios de datos y voz por precios muy competitivos, que van desde los 7 hasta los 25 euros. Lanzan estas ofertas tanto para los servicios prepago como contrato.

Si bien es cierto que en el afán de la compañía está virar cada vez más sus ofertas hacia ofertas de fibra y móvil que puedan encarecer la factura del cliente, el «solo móvil» es un segmento que se ha reforzado por parte de Orange.

El ejemplo más claro fue la compra de República Móvil, compañía exclusiva de tarifas «solo móvil» que fue adquirida en noviembre del pasado año, es decir, hace solo tres meses, y por la que sumó 130.000 clientes de este tipo a su cartera. 

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