Ola de quiebras entre los grandes proveedores lusos del textil gallego

Las empresas del sector textil luso que entran en concurso se disparan un 42% respecto a 2018 tras la pérdida de contratos en Galicia

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El golpe de timón del textil gallego pasa factura a sus proveedores portugueses. El traslado de pedidos del país luso a otros productores de proximidad como Marruecos o Turquía ha desencadenado una oleada de concursos de acreedores entre el textil portugués.

Un total de 238 empresas lusas dedicadas a la fabricación de prendas o calzado han quebrado en los nueve primeros diez meses del año. La cifra supone un aumento del 42% respecto al mismo periodo del año anterior y coincide con el recorte de pedidos con dirección a Galicia, ya que, según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, las importaciones que el textil gallego ha realizado a sus productores portugueses se han reducido un 50% entre los meses de enero y agosto en relación al mismo periodo del ejercicio anterior. 

Fin a un histórico proveedor de Inditex

La última empresa lusa en caer ha sido Calçado Bangue, que pasa a engrosar una lista en la que figura una de los históricos proveedores de Zara en el país vecino, Cunha & Alves, que echó el cierre el pasado mes de febrero. 

La proximidad a Galicia permite a las empresas lusas entrar en el engranaje del modelo de respuesta rápida del grupo Inditex, que hace dos años llegó a realizar compras por valor de 1.500 millones de euros en el país vecino. Sin embargo las dificultades para competir vía precios con otros países se acrecientan tanto por la dinámica de su propio mercado laboral (roza el pleno empleo con una tasa de paro del 6,6%), lo que presiona al alza sus salarios, como por factores externos como la depreciación de la divisa del país que ya es el principal proveedor del textil gallego: Turquía.

Esquivar guerra de precios

Es por ello que el propio director general de Asociación Téxtil y Vestuario de Portugal, Paulo Vaz, ha hecho un llamamiento a sus asociados para apostar por el valor añadido y no por entrar en una guerra de precios para la que sus productores locales no estarían ya tran preparados.

«Las empresas que aún trabajan en la lógica del precio bajo están condenadas. Sin otros elementos de diferenciación son fácilmente cambiadas si aparece un competidor, en el norte de África o en Asia, que lo haga más barato, aunque sea por un céntimo», aseguró Vaz en declaraciones al diario luso Jornal de Negócios.

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