Ocho preguntas (y respuestas) claves para entender el laberinto de Abengoa

Tras dos años de negociaciones, y con la amenaza del concurso a la vuelta de la esquina, Abengoa ve la luz al final del túnel. En estas preguntas se detallan las claves de su conflicto

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Abengoa y sus acreedores han dado esta semana un paso fundamental para ahuyentar el que hubiera sido el mayor concurso de acreedores de la historia de España tras alcanzar un acuerdo que llega tras semanas de retrasos e incertidumbres.

Este acuerdo no resuelve por sí mismo la situación financiera de Abengoa, aunque constituye el paso más importante para sacarla del atolladero de elevado endeudamiento y falta de liquidez que arrastra desde hace años, y que le llevaron a solicitar el concurso de acreedores a finales de noviembre del pasado ejercicio.

Para comprender los entresijos de la accidentada historia de la energética, aquí se presentan ocho preguntas básicas que desvelan las pautas más importantes del conflicto. 

¿Qué es Abengoa?

Abengoa es grupo empresarial andaluz, con 75 años de historia y negocio en 80 países en las áreas de la ingeniería, las infraestructuras y los biocarburantes. Antes de su crisis, cotizaba en el Ibex 35 y el Nasdaq, empleaba a más de 20.000 personas y facturaba más de 7.000 millones de euros anuales.

 

¿Qué ha ocurrido con la empresa?

Abengoa creció de forma exponencial en los últimos años, acudiendo a numerosos contratos financiados con deuda y dedicando numerosos recursos a la investigación en tecnologías punteras, como la energía solar termoeléctrica o los biocombustibles, lo que le valió numerosos reconocimientos.

Este esquema empresarial, muy intensivo en capital, unido a reveses como el recorte de la retribución renovable en España, tensó las cuentas de la compañía, e hizo cada vez más difícil la gestión de la deuda y la liquidez.
Abengoa puso en marcha diferentes medidas para aligerar su balance -sacó a bolsa una filial que concentraba los activos terminados y creó otra junto a un socio para los proyectos en construcción- pero no fueron suficientes.

Cuando su cotización y sus cuentas empezaban a resentirse, el grupo trató de poner en marcha una gran ampliación de capital y de dar entrada a un socio industrial -Gestamp-, una operación finalmente fallida por falta de apoyo financiero.

Ante el fracaso de esta vía y el elevado endeudamiento -casi 9.000 millones de deuda financiera y 5.000 millones de pagos pendientes a proveedores-, el grupo solicitó el preconcurso de acreedores en noviembre de 2015.

El preconcurso de acreedores es un esquema judicial que ofrece un plazo de cuatro meses a la compañía para negociar con sus acreedores la reestructuración de la deuda sin que estos puedan instar el concurso (o sea, la antigua suspensión de pagos).

 

¿Cuál es la solución que se ha propuesto?

Para salir del preconcurso y evitar el concurso, la empresa tiene que elaborar un plan de reestructuración que la haga viable y que cuente con el apoyo de los dueños de al menos el 75 % de la deuda.

El proceso de negociación entre Abengoa y sus acreedores se ha retrasado en varias ocasiones por dudas sobre el importe real de la deuda o sobre los proyectos efectivamente viables. En marzo, el juzgado aceptó la solicitud del grupo de ampliar en siete meses -hasta octubre- el plazo para presentar el plan.

 

¿En qué consiste el plan?

El plan de viabilidad de Abengoa recoge numerosas desinversiones dirigidas a centrar la compañía en el negocio de ingeniería y construcción.

Este plan de viabilidad se acompaña de un plan financiero, cerrado esta misma semana, que prevé la inyección de 1.170 millones de euros y la reestructuración de la deuda, a través de quitas y capitalización de créditos. Tras la implementación de estas medidas, los acreedores controlarán el 95 % del grupo.

 

¿Qué pasará con los trabajadores?

En el marco de la reestructuración, Abengoa anunció un ajuste de plantilla de 500 personas, un recorte que se suma a los numerosos puestos eliminados a lo largo de estos meses por no haber renovado los contratos.

 

¿Qué pasará con sus accionistas?

Los actuales accionistas de la compañía verán reducida su participación al 5 %, ya que el capital del grupo quedará en manos de los acreedores.

 

¿Cuál el próximo paso?

Tras la aprobación del plan definitivo de reestructuración, Abengoa tiene que recabar el apoyo de sus acreedores hasta lograr la adhesión de los dueños del 75 % de la deuda, una documentación que tendrá que ser avalada por el juez.

También tiene que convocar una junta de accionistas para articular el plan de reestructuración financiera y accionarial. Es un proceso que tiene que terminar antes del 28 de octubre.

 

¿Qué ocurre si el proceso no tiene éxito?

El juez tendría que declarar el concurso de acreedores, que sería el mayor de la historia de España. A partir de ese momento, el juez designaría un administrador concursal.

El objetivo pasaría por lograr un acuerdo entre empresa y acreedores, denominado convenio, que establece las condiciones y plazos de pago y que tiene que obtener el aval judicial. En caso de incumplir ese convenio, la empresa iría a liquidación.

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