Novapesca Trading, el ‘banco malo’ de Pescanova

Una filial sin empleados, sin auditar y que controla el entramado internacional debe 806 millones a empresas del grupo y acreedores comerciales, y sólo ingresa por ventas 160.000 euros

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¿Es posible que una empresa que tiene contraídas deudas con acreedores comerciales por 220 millones ingrese por ventas al año solamente 161.700 euros? ¿Y que controle un entramado internacional de participaciones en más de 40 sociedades sin tener empleados? ¿Y que declare un resultado financiero de 12,3 millones, cuando sus beneficios netos son de 534.700 euros? En Pescanova todo parece ser posible. Y es que Novapesca Trading, una de las sociedades sobre las que pivota la estructura exterior del grupo pesquero, se ha convertido en una especie de banco malo, según la propia definición de quienes conocen el grupo pesquero por dentro.

Sobre Novapesca Trading, según sus propias cuentas y memoria depositadas en el Registro Mercantil, se articula una red de transacciones y endeudamiento entre filiales que se reparte por todo el globo: desde Namibia a Nicaragua, pasando por Japón, Chile, Sudáfrica e Irlanda, entre otros muchos países. Es una sociedad instrumental a todos los efectos, que opera como caja a la que recurrir para financiar participadas, precisamente una de las sombras que se proyectan sobre unas cuentas que la compañía no es capaz de cuadrar ahora. De hecho, esta filial de la multinacional tiene una capital de 11 millones de euros, pero declara unas inversiones financieras de 672,6 millones.

Bajo sospecha

Si una filial de Pescanova bajo sospecha se lleva también la palma de las reticencias de la banca acreedora, una vez que se comienzan a descubrir las cartas de una deuda que podría ascender a los 2.600 millones, frente a los algo más de 1.500 declarados, esa es Novapesca Trading, antigua Gesinor SL. Sólo esa empresa tiene una deuda de más de 806 millones de euros, entre lo que debe a empresas del grupo y a sus acreedores comerciales. Y, lo que es peor, sus cuentas están sin auditar. Ni siquiera por la firma de BDO, la auditora de cabecera de Pescanova sobre la que ahora están puestos todos los focos.

Novapesca Trading declaró en 2011 una deuda de 585,4 millones de euros con el grupo y de otros 220,8 millones con acreedores comerciales. Su facturación, de algo más de un millón de euros, y su resultado financiero positivo, 12,3 millones. De esa facturación de un millón de euros declarada, solamente 16.700 euros fueron por ventas. El resto, prestación de servicios.

Hasta los cambios introducidos por el presidente de Pescanova previos a la presentación de preconcurso, los administradores de Novapesca Trading eran el propio Manuel Fernández de Sousa, y un ejecutivo muy cercano, Alfonso García Calvo, que se mantiene en un discreto segundo plano.

Cambios y más cambios

El objeto social básico de Novapesca Trading consiste en “la adquisición, transmisión, permuta, enajenación o arrendamiento de toda clase de acciones, participaciones, obligaciones, bienes y derechos, así como la administración, gestión, organización y control de toda clase de negocios”, según declara la firma. La sociedad se constituyó en 1991, bajo la forma jurídica de sociedad limitada y la denominación de Gesinor. Mediante escritura fechada en 1995, la sociedad cambió su denominación por la de Novapesca Trading SL.

En la cuenta de resultados de Novapesca sí figura el detalle de entradas y salidas de transacciones con las filiales, así como el porcentaje de control que ostenta la firma sobre su capital. En esa estructura de intercambios, el saldo de participadas suma 392 millones de euros, según las cuentas de la firma, que se incrementó con unas entradas de 32,2 millones de euros sobre el total contabilizado a 31 de diciembre de 2010.

Desde semanas antes de la presentación del concurso, como adelantó Economía Digital, bajo el paraguas de la matriz del grupo se integran, ahora también en cuanto a su gestión, más allá de su propiedad, filiales como Frivipesca Chapela, Pescafresca y Novapesca Trading, además de Frinova, Pescanova Alimentación, Frigodis e Insuiña. A esas empresas se les atribuye ahora una deuda no declarada en las cuentas del grupo que podría superar los 1.000 millones de euros.

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