Novagalicia, atrapada en la AP-9

El banco gallego, segundo accionista de Itínere, busca comprador desde hace un año para su 24% del capital de la propietaria de Audasa

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No solo los usuarios gallegos padecen la subida de tarifas de la Autopista del Atlántico, en gran medida derivada de una constante caída de tráficos en los dos últimos años. Accionistas más que significativos se encuentran atrapados en el capital de la compañía, sin visos en el último año de poder materializar una desinversión obligada por Bruselas. Es el caso de Novagalicia Banco, ahora en manos de Banesco. La entidad gallega recién privatizada es, con el 23,82% del capital, el segundo mayor accionista de Itínere, propietaria de Audasa, la concesionaria de la AP-9.

La de Itínere es una de las grandes participaciones industriales de la corporación industrial de Novagalicia. Su paquete se sitúa solo por detrás de CITI, el fondo norteamericano que controla la compañía a través de la firma Arecibo, y por delante de Sacyr. Y esos paquetes, como en otros muchos casos, son herencia de las extintas cajas de ahorros. En el capital de Itínere conviven, como titulares de un 12,20% y un 11,62%, respectivamente, NCG Corporación Industrial y Caixanova Invest. En total, ese 23,82%.

Sin comprador

La búsqueda de comprador para ese paquete en Itínere parece una desinversión cantada tras la entrada del nuevo propietario de Novagalicia, tal y como anunció Juan Carlos Escotet, el presidente del banco venezolano, hace dos semanas en cuanto a la política de desinversiones que acometerá. Pero esa intención, la de enajenar las participaciones, viene de atrás, ya que entre los requisitos del rescate bancario a NCG estaba ya la desinversión de sus participadas.

La salida del capital de Itínere se complicó el año pasado. La entidad gallega, Liberbank, Kutxa y Sacyr tienen, conjuntamente, el 45% de Itínere. La venta de su participación lleva aparcada casi un año ante la falta de compradores. El 45% de Itínere estaba valorado en marzo del año pasado en unos 500 millones de euros, un precio que JP Morgan (banco asesor para la venta) no ha logrado usar como cebo ante los inversores. La caída del tráfico en las vías de pago explica la ausencia de interés por esta compañía, que no hace más que agravarse mes tras mes.

Capitalización de préstamos

Accionista y financiador. Una mala combinación para estos tiempos. Esa es la relación de NCG con Itínere. Ya a mediados de 2012, la entidad gallega participó en una operación de capitalización de deuda por acciones en la propietaria de Audasa, en la que participaron los grandes accionistas. En total, 941 millones de euros. A NCG, según la memoria de Itínere, le tocó capitalizar del siguiente modo: la corporación 115 millones de euros; Caixanova Invest, 109 millones, y Caixanova Fondo de Pensiones, otros 409.000 euros. En total para NCG, unos 225 millones, el 24% de todo lo capitalizado.

Pero la capitalización de 2012 no fue suficiente. El pasado noviembre, el grupo de autopistas alcanzó un acuerdo con un grupo de 28 bancos para refinanciar su deuda, de 1.176 millones de euros. En virtud del acuerdo, Itínere logró aplazar cinco años, hasta finales del año 2018, el vencimiento de los préstamos sindicados que vencían en enero de este año. La deuda, según la empresa, corresponde a dos de sus filiales, la concesionaria de la AP-1 Burgos-Armiñon, y Enaitinere, sociedad que engloba cuatro vías: las gallegas AP-9 y Autoestradas de Galicia (AG-57 y AG-55), la AP-66 Astur-Leonesa y la AP-15 Autopista de Navarra.

Además de las provisiones, pérdida de depósitos o caída del negocio bancario, algunas participadas por Novagalicia Banco han hecho más que un roto en las cuentas de la entidad. Según la memoria anual de NCG correspondiente a 2012, su participación en Itínere produjo un impacto negativo en las cuentas de 228,5 millones.

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