Navantia puja por un contrato eólico de Repsol y EDP en Portugal

El astillero es candidato a construir las gigantescas bases de acero para los aerogeneradores flotantes

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Navantia está jugando sus bazas con el objetivo de entrar en un proyecto experimental que lideran Repsol y Energía de Portugal (EDP) para la construcción de un parque eólico marino en aguas lusas, a través de la empresa conjunta Windplus, S.A. El complejo se instalará a unos 20 kilómetros mar adentro y supondrá un hito en la obtención de energía del viento debido al diseño tecnológico basado en aerogeneradores flotantes anclados al fondo marino. Cada torre alcanza una envergadura máxima que roza los 200 metros de altura, desde la base hasta el pico del aspa. El prototipo de campo eólico flotante ha sido desarrollado en colaboración con la firma norteamericana Principle Power, que cederá la licencia de la patente WindFloat para construir el sistema que mantendrá la verticalidad de las turbinas, elevaas sobre la superficie del mar y ancladas con cadenas al lecho marino.

Repsol, EDP y Principle, a través de Windplus, invitaron a Navantia a participar como proveedor tecnológico en un proyecto que destaca por las dimensiones y robustez de los equipos, habida cuenta de que aunque se instalarán en aguas someras -menos de 200 metros de profundidad- deberán resistir el erosionante rugir de las olas y el constante empuje del viento a 20 kilómetros de la costa del municipio portugués de Viana do Castelo, a unos 50 kilómetros de Galicia. Las torres principales tendrán más de 100 metros de altura, si bien parte permanecerá sumergida de forma casi permanente. El diámetro de rotor de las aspas mide de punta a punta 164 metros, lo que dice a las claras de que se trata de un proyecto de ingeniería de proporciones colosales.

Peanas de 2.000 toneladas

Navantia figura como candidata a obtener el contrato de la construcción de lo que podría considerarse las peanas gigantes sobre las que reposarán y flotarán verticalmente los molinos. El astillero es la única empresa gallega incluida en el concurso selectivo para la construcción y montaje de las bases. Cada unidad tiene un peso de más de 2.000 toneladas. Cada base de acero, que estará encadenada al fondo el mar, se llenará, además, de unas 1.000 toneladas de agua salada para lastrar cada turbina y garantizar su sistema de sustentación vertical y lateral frente a los elementos. El astillero de Ferrol-Fene, no solo es la única empresa gallega participante en el concurso privado promovido por Repsol y EDP, sino que está entre las mejor colocadas para hacerse con el contrato.

Esta iniciativa experimental supondría para Navantia entrar por la puerta grande en un sector en el que tiene depositadas muchas esperanzas de futuro, máxime cuando su cartera de pedidos se reduce en este momento a un flotel de Pemex y un Buque de Acción Marítima (BAM) para la Armada, con un presupuesto por unidad de unos 200 millones de euros, pero cuyo calendario de inicio aún no ha sido definido. Mientras la factoría de Ferrol tiene una ocupación mayor, la planta de Fene apenas se centra en la construcción subsidiaria de piezas y módulos para el flotel de la petrolera mexicana. Su estado es prácticamente comatoso. La imperiosa necesidad de carga de trabajo ha sido reivindicada reiteradamente por su plantilla.

Reto tecnológico

Los project-manager decidieron incluir a Navantia en la iniciativa piloto por su solvencia a la hora de fabricar módulos de acero para equipamientos marinos gigantes. «El proyecto es un reto para todos los participantes -subrayaron a Economía Digital fuentes del proyecto- y de ahí que todos los participantes están entre los mejores de sus especialidades». Cada base de acero tendrá una altura de unos 27 metros (el equivalente a un edificio de 7 pisos) y un ancho de parecidas proporciones. Su construcción, según la misma versión, tendría que hacerse cerca de Viana do Castelo (y de ahí las opciones de Navantia) “por una cuestión de costes”.

8 aerogeneradores

El resto de las piezas de los molinos gigantes, básicamente la espina central de acero y las aspas, así como su corazón energético, serán también objeto de contratación por separado a través de un concurso internacional restringido entre empresas del sector, que aún no está en marcha. Los planes de Repsol y EDP pasan por empezar a construir los molinos en 2015.

La ubicación en el mar se prolongaría durante 2016, mientras que la puesta en funcionamiento se espera para 2017. El campo tendrá tres fases temporales. Esta es la segunda, que contará con tres o cuatro torres, mientras que se espera que la última supondrá la instalación de entre 6 y 8 aerogeneradores.

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