Navantia enseña la otra cara del buque de Pemex: jornadas de 11 horas y mes y medio sin cobrar  

Los sindicatos señalan a la industria auxiliar por precarizar las condiciones de trabajo y poner en riesgo la seguridad de los operarios

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El encargo de dos floteles por parte de la petrolera mexicana Pemex a los astilleros gallegos Navantia y Barreras fue una bocanada de oxígeno para el naval gallego, no sólo por el tamaño de los buques, sino también porque atravesaban un largo periodo de sequía y necesitaban tiempo para amarrar contratos y dejar atrás la crisis sin hacer otro agujero dramático en el empleo.

La llegada del flotel que tan antes de tiempo abanderó la Xunta, fue bien recibida, pero convulsa. Y su construcción tampoco ha sido una balsa de aceite. En primer lugar, por el desvío de una pequeña parte del buque hacia los astilleros de Navantia en Cadiz, que indignó a los trabajadores. Posteriormente, fueron las condiciones laborales que ofrecía la industria auxiliar las que provocaron las quejas. La última el pasado viernes, cuando los sindicatos pararon durante una hora los trabajos que ejecutan entre 400 y 500 empleados.

Jornadas abusivas

Protestaban contra las jornadas abusivas que, según indican, aplica una parte de la industria auxiliar y que alcanzan las 11 horas. Un trabajador comienza a las 8 de la tarde y termina su joranda a las 7 de la mañana. «Estamos poniendo en conocimiento de la dirección de Navantia una ilegalidad», aseveraba el presidente del comité de empresa, Javier Galán (CC.OO.).

Ese viernes, sin dar nombres, los sindicatos señalaban a empresas que adeudan mes y medio a sus trabajadores. También ponían el foco en el deterioro de la seguridad, más allá del problema que en esta materia implica realizar las prolongadas jornadas.

Seis meses ‘inseguros’

El parón se aprovechó para permitir que los delegados de prevención realizaran una inspección de las condiciones de seguridad, detectando en ella nueve incidencias. Problemas con el andamiaje o con la limpieza, entre algunas faltas graves, como mangueras sin identificar en el buque que contenían argón.

Los sindicatos llevan más de seis meses quejándose de falta de seguridad en las labores de los trabajadores de la industria auxiliar. En mayo, denunciaron que varios operarios estaban laborando en un espacio confinado sin los permisos reglamentarios. Sus exigencias se basan en el acuerdo firmado en 2001 y que fija los mínimos en cuanto a jornada, condiciones de trabajo y sueldo.

Incumplimientos

Pero este acuerdo, denuncian, lo incumplen sistemáticamente en la industria auxiliar. Casi desde el principio. La vasca Ainair y Maessa, del grupo de Florentino Pérez, fueron las primeras señaladas por incumplir los acuerdos laborales en Navantia. Fueron adjudicatarias de 50 bloques del flotel.

Los trabajadores denunciaron que no respetaban en sueldo y horarios los pactos, que imponían jornadas de hasta 12 horas debido al ritmo que exigía Navantia para cumplir con Pemex –el desvío de carga de trabajo a Cádiz también se justificó como imprescindible para cumplir los plazos previstos– y que contrataban a personal por horas. En el nuevo régimen, los empleados no tenían derecho a los complementos pactados.

Ainair dijo a los sindicatos que debido a las condiciones establecidas por Navantia en la adjudicación le era imposible cumplir con los acuerdos laborales, algo similar a lo que señaló Maessa, que los aplicó a parte de su plantilla, pero no a los nuevos trabajadores. Desde entonces, los sindicatos centran sus críticas en la dirección y le exigen que tome medidas para que se cumplan los mínimos pactados en 2001.

Organización del trabajo

La sensación en los trabajadores es que todo fue muy a prisa. La CIG incluso llevó a Ainair ante la Inspección de Trabajo por el exceso de horas extra que estaban realizando los operarios. CC.OO. explica que en esa etapa se trabajó incluso fines de semana. Se optó por ampliar las jornadas en lugar de contratar a más personal. Según las estimaciones de la central CIG, en Barreras habrían empleado de media cerca de 200 trabajadores más que en Navantia para el mismo tipo de buque.

Aún así, los sindicatos entienden que no se evitó el retraso. A comienzos de este mes, la dirección del astillero público relevó al director del programa del flotel, Antonio Sánchez Pérez, y lo sustituyó por un nuevo responsable temporal, Rafael Suárez. Las centrales sindicales interpretaron el cambio como la prueba de que se estaba trabajando de manera desorganizada y que los cambios aplicados en la habitual estructura de trabajo no estaban siendo funcionales. Navantia defiende que se están cumpliendo todos los compromisos con Pemex.  

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