​Navantia da otro golpe a Fene y desvía carga de trabajo a Cádiz

La dirección de la compañía abre un nuevo cisma tras adjudicar una de las cinco plataformas eólicas para Escocia de Navantia Fene a Puerto Real

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Nuevo varapalo para la plantilla de Navantia en Fene. El astillero gallego (la antigua Astano) no solo ve pasar de largo la mayor parte de los contratos que se adjudica la empresa pública, sino que, además, ve cómo parte de los que sí recibe son desviados parcialmente hasta Cádiz.

La dirección de la empresa participada por la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI) ha decidido trasladar parte del único gran encargo adjudicado a Navantia-Fene en este 2019. En concreto, la cúpula de Navantia ha decidido que una de las cinco plataformas de eólica marina del proyecto Kinkardine (en aguas escocesas) que inicialmente había encargado al astillero de Fene sea construida en Puerto Real.

Así lo denunció el presidente del comité intercentros de Navantia, Javier Galán, que durante una rueda de prensa ha criticado que la decisión se produzca en un momento en el que el astillero de Fene no está ni mucho menos saturado de carga de trabajo. Además, el movimiento se produce a apenas dos meses de que el astillero complete la entrega de la plataforma semisumergible encargada por Windplus para generar energía eólica desde las aguas de Viana do Castelo. 

Las ‘jackets’ que volaron a Cádiz

La pugna entre el astillero de Fene y el de Puerto Real, ambos especializados en la construcción civil, se ha intensificado en los últimos meses. En las instalaciones de Cádiz ya se ha puesto a flote el último de los cuatro petroleros encargados por Ibaizábal. Pese a que la antigua Astano fue referente a nivel mundial en su día en la construcción de este tipo de buques, la dirección de la empresa pública se ha reafirmado en sus pretensiones de encorsetar al astillero de Fene a la construcción de plataformas para éolica marina, dejando la construcción de buques civiles en manos de la Bahía de Cádiz.

Sin embargo, una vez finalizado el megacontrato de petroleros y sin nuevos encargos a la vista, la dirección de Navantia decidió el pasado mes de marzo que la adjudicación del contrato para la construcción de 20 upper jackets fuese a parar al astillero andaluz y no al gallego. El encargo fue clave para desactivar un conflicto laboral en Cádiz que se había saldado ya con un preaviso de huelga y con un encierro del comité de empresa. Sin embargo, una vez sofocada esta situación, la competencia entre ambos astilleros se ha elevado en un grado más. 

El papel de Susana Sarriá

El giro en materia de adjudicaciones se produce en el primer año de mandato de Susana de Sarriá. La ingeniera de Montes por la Universidad Politécnica de Madrid relevó en el cargo al gallego Esteban García Vilasánchez (nacido en Mugardos) tras la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno. 

El movimiento supuso un cambio en la cúpula de Navantia en el que un gallego (Vilasánchez) cedía el testigo a Sarriá, que había desempeñado altos cargos durante casi tres décadas en la otra comunidad clave para Navantia: Andalucía. Por la administración andaluza, la actual presidenta de la empresa pública desempeñó cargos como el de Gerenta de la Agencia Andaluza del Agua en Sevilla, la Subdirección General de Industria, Energía y Minas o el más reciente, el de coordinadora en Viceconsejería de Empleo, Empresa y Comercio.

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