Medio centenar de intermediarios hunden más los precios de la leche en Galicia

Los llamados primeros compradores recogen alrededor del 30% del producto en la comunidad para venderlo a la industria, provocando el deterioro de la cadena de valor

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A comienzos de junio, la conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana, y los tres sindicatos agrarios mantuvieron una reunión en la que la Xunta se comprometió a establecer medidas de control para atar en corto a «un grupo de primeros compradores que están distorsionando el comportamiento de la producción láctea en Galicia», en palabras de Quintana. Ha llovido mucho desde entonces, con tractoradas y bloqueos a la distribución –este mismo jueves a Gadisa en Betanzos– de por medio.

Los llamados primeros compradores son sociedades que compran la leche a los ganaderos para luego venderla a la industria para su transformación. Son intermediarios. Añaden un eslabón más a la cadena de valor, por lo que recortan todavía más los precios que perciben los productores. Es el análisis simple, pero en realidad el paisaje es más complejo, pues la propia industria puede ejercer como primer comprador o vender leche excedentaria a otras empresas transformadoras, aumentando el desorden en el mercado gallego.

¿Cuántos son?

En Galicia operan unos 50 de manera intermitente, según fuentes del sector. Es decir, que en un momento determinado «pueden estar operativos 30, luego subir a 40 y después desaparecer otros 20», explican las mismas fuentes, en una práctica, añaden, muy difícil de registrar en datos por su propio modus operandi. Las últimas cifras del Ministerio de Agricultura, de este mismo verano, contaban hasta 95 activos en España –excluyendo a los transformadores, como pudiera ser Logístca Alimentaria, la sociedad que ocupa la antigua planta de Alimentos Lácteos– de los cuales 18 estaban pagando precios a los ganaderos por debajo de los costes de producción.

Más que eso, a los sindicatos, como explica Unións Agrarias, les preocupa que «impiden organizar el mercado de manera coherente» y evitan «una comunicación directa con la industria». «Si no fuese por esa figura, no habría que incluir tantas cláusulas y salvedades jurídicas en los acuerdos», zanjan.

¿Quiénes son?

En el sector, desde Unións Agrarias o Sindicato Labrego Galego, los catalogan como herramientas de la industria. Empresas como Leche Río tienen sus intermediarios, aunque el grupo de Jesús Lence también puede ejercer como primer comprador para otra industria como en el caso del contrato de entregas a Danone que desveló Economía Digital. El gigante Lactalis, otra de las compañías criticadas con dureza por los productores, apenas compraba leche directamente en su aterrizaje en Galicia, pese a contar con una central de compras de elevada facturación con domicilio en Lugo. Incluso Logística Alimentaria, que hace derivados lácteos para otras marcas, tenía al menos dos sociedades que compraban para ella, según fuentes empresariales, que destacan que otros actores, como Leche Celta, compra directamente sin intermediarios.

Además del grupo que ocupó las instalaciones de Outeiro de Rei, habría que sumar una larga lista de empresas como Hermanos López, Lácteos Ortegal, Lácteos Tambre, Lácteos Pérez o Lácteos Riotorto. Así hasta cerca de medio centenar.

¿Se pueden vigilar?

«Son figuras muy volubles y difíciles de controlar, tanto su número como sus efectos en la cadena de valor. Lo que suele hacer la industria es utilizar primeros compradores y cuando la leche se dispara en los mercados internacionales actuar como primeros compradores», explican fuentes del sector. Desde Unións Agrarias reprochan que provocan una enorme inseguridad para los ganaderos. «Con un teléfono y un ordenador puedes ser intermediario y no te exigen dotarte de ningún aval, lo que ha provocado que ganaderos estén hasta tres meses sin cobrar la leche vendida. Lo que estamos reclamando es que sea necesaria una licencia que recoja la obligación de los intermediarios de responder con su patrimonio a las deudas contraídas», apuntan en el sindicato.

Junto a las demandas de las agrupaciones agrarias, también la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca), pidió al Ministerio de Agricultura la regulación de esta figura, que recoge en torno al 30% de la leche de los ganaderos gallegos, según fuentes empresariales.

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