Mango sigue a Inditex en la fiscalización de sus proveedores asiáticos

La compañía de Isak Andic firmará próximamente un acuerdo con el sindicalismo internacional para controlar las condiciones de trabajo en sus fábricas de China, Turquía o India

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La industria española de la moda comparte punto de partida. China, India, Turquía, Bangladesh, Marruecos o Vietnam son, entre otros países, los grandes talleres de confección de las multinacionales del sector textil. Los bajos costes de producción llevaron hace años a estas regiones la fabricación de la mayoría de prendas de marcas como Inditex, El Corte Inglés o Mango.

Desde hace menos tiempo estas compañías comenzaron a prestar una mayor atención a las condiciones de trabajo de sus proveedores. Acontecimientos como la tragedia del complejo Rana Plaza, en 2013, elevaron además la presión social contra algunas firmas, que han acelerado recientemente sus medidas de control sobre su cadena proveedora.

En el contexto español, Inditex ha sido pionera. La empresa de Amancio Ortega firmó en 2007 un acuerdo marco con la federación internacional de sindicatos IndustriAll. El documento, renovado en 2014, ha servido para conocer más en profundidad las condiciones laborales de las factorías chinas, turcas o marroquíes que cosen para la marca.

Control de la cadena de producción  

Ahora, otro de los estandartes de la moda española está a punto de seguir los pasos de la multinacional con sede en Arteixo (A Coruña). Según ha podido saber Economía Digital, Mango firmará próximamente una alianza en unos términos muy similares a la que mantiene la firma gallega. A través de este acuerdo la compañía presidida por Isak Andic se compromete a fiscalizar todos los eslabones de su cadena de producción mediante visitas periódicas sobre el terreno.

Además, y lo que supone un mayor paso adelante –muchas de estas fábricas ya han recibido en los últimos años a delegaciones de la empresa y de sindicatos internacionales y locales–, Mango habrá de exigir a sus proveedores el derecho de actuación e intervención de los sindicatos locales en estas factorías. Un extremo que sigue siendo todavía de difícil aplicación en muchos países productores, según reconocen desde la secretaría internacional de CCOO Industria, miembro de la federación IndustriAll.

China, el principal taller  

De acuerdo a la Memoria de Sostenibilidad 2015 elaborada por Mango (la última disponible), la empresa cuenta con 885 fábricas en todo el mundo, propiedad de 513 proveedores diferentes. Por países, China (27,5% de la producción y 241 factorías) es el principal taller de la marca: en el país asiático se elaboran más de uno de cada cuatro de sus productos.

Por detrás se sitúan Turquía (13,2% y 210 fábricas) e India (10,5% y 95). En cuanto a volumen de producción, España figura en cuarto lugar (8,3%), a pesar de contar sólo con 14 fábricas proveedoras en suelo nacional. Y a continuación aparecen otros grandes productores textiles  del sudeste asiático y el norte de África como Bangladesh (6,6% y 61), Marruecos (5,6% y 65) y Vietnam (4,6% y 71). Además de Corea del Sur, que asume el 6% de la producción de Mango a partir de una sola factoría.

A pesar de lo elevado del número, hay que tener en cuenta que prácticamente todas las factorías proveedoras trabajan para más de una multinacional. De hecho, en muchas de ellas se cosen simultáneamente camisetas o pantalones que después se venden en España bajo etiquetas de diferentes grandes marcas.

Limitaciones y avances

La enorme extensión de esta red proveedora, así como su heterogeneidad, complica el conocimiento y la resolución de problemas en las fábricas de origen, según explican fuentes sindicales. En el caso de Inditex, estos pasan, en varios países, por salarios bajos, un exceso de horas extra, deficiencias en la salud y seguridad laboral o en las limitaciones (cuando no prohibición) de la actividad sindical.

Aunque reconocen los avances en los últimos años, las mismas voces hacen hincapié en la importancia de apoyar e impulsar la labor de las organizaciones sindicales locales, las únicas con capacidad para controlar el cumplimiento de los derechos laborales y de la «promoción del trabajo decente», tal y como establece el documento firmado por Inditex.

Aun con dichas limitaciones, estos acuerdos se entienden como un clara mejora respecto a las auditorías propias que las grandes marcas hacen desde tiempo atrás (396 en el caso de Mango, en 2015), al implicar la participación de comprador y proveedor, y de los representantes de los trabajadores. También por suponer un compromiso a largo plazo, con un seguimiento de los avances conseguidos con el tiempo.

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