Malasa: el Covid-19 impacta en otra histórica proveedora de Inditex

Malasa, una de las históricas carpinterías de Inditex, acomete un ERE de extinción en la filial Noa Madera, mientras dos de sus auxiliares se "desmantelan"

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Inditex, el gigante textil de Amancio Ortega, va camino de superar la crisis del Covid-19 sin tener que haber recurrido a ningún mecanismo de ajuste temporal en su plantilla española. No ocurre lo mismo en el caso de sus grandes proveedoras, que han notado especialmente los rigores de la pandemia debido fundamentalmente al cierre de tiendas. Tanto grupo Caamaño como Cándido Hermida, que llevan años dedicándose al montaje de la tiendas de la multinacional con sede en Arteixo y de otras grandes del sector, como Mango, tienen en marcha sendos ERTEs de causa de fuerza mayor. Estos estarán vigentes mientras dure el estado de alarma. No obstante, y aludiendo a causas productivas, ya han negociado la puesta en marcha de otros expedientes temporales de regulación de empleo que se activarán una vez acabada la cuarentena. Pero no son las únicas grandes proveedoras ligadas a la carpintería del grupo presidido por Pablo Isla que en estos momentos atraviesan un momento delicado. También Malasa, grupo con sede en Cerceda fundado por la familia Pérez Patiño y en cuyo capital entró en 2018 el fondo GPF Capital. El sindicato CIG alerta que, precisamente debido a la bajada de la producción, dos de sus principales empresas auxiliares están «al borde del desmantelamiento».

Así lo explica Mario Maceiras, del sindicato CIG, que advierte de los problemas que se le presentan a la plantillas de Carpintería y Barnizado Real (CBR) y Montajes Nobre, dos firmas que pertenecen al empresario portugués Américo José Pinto Da Cunha y que, a principio de año, contaban con una plantilla conjunta de casi 200 personas. La primera, cuyo domicilio social está en Cerceda, facturó el último año de cuentas presentadas ante el Registro Mercantil (2018), algo más de 2,2 millones de euros. La segunda, en este caso con sede en Vilagarcía, sumó ese año ingresos por valor de 5,2 millones. Desde la central sindical aseguran que, en la realidad y aunque se trata de compañías independientes a todos los efectos, «operan exclusivamente como subcontratas dentro de Malasa«. «De hecho, carecen de instalaciones propias fuera de las del grupo de Cerceda». Explican desde la CIG que si bien el periodo formal de consultas no ha comenzado, las compañías ya han trasladado la intención de desmantelar por completo CBR, aplicando un ERE de extinción, y «dejar un cuadro mínimo de personal en Montajes Nobre». «Entre otras cuestiones, aluden a la repentina pérdida de carga de trabajo asignada por Malasa», apunta Maceiras.

Conflicto en Noa Madera

Pero, además, Malasa tiene la intención de extinguir a prácticamente la mitad del personal de la compañía fenesa Noa Madera Creativa, otra histórica proveedora de Inditex, también del ámbito del montaje de tiendas, que fue adquirida hace dos años por el grupo con sede en Cerceda. «Realmente aquí lo que parece es que la intención era quedarse con la cartera de clientes más que con los trabajadores«, opina el sindicalista Marcos Sánchez, de CIG Construcción y Madera, en la comarca de Ferrol.

Según explica, este jueves finalizó sin acuerdo el periodo de consultas de empresa y trabajadores antes de la aplicación de los expedientes de regulación de empleo: uno extintivo para la práctica totalidad de la plantilla de la división de metal –alrededor de 70 personas– y otro de carácter temporal, de 15 meses de duración, para el resto de empleados. «En este caso también apelan a la bajada de la producción a causa del Covid, pero lo cierto es que los problemas comenzaron prácticamente desde que compró Noa Madera en 2018, que tenía entre sus clientes a grandes del sector como Adidas, al margen, por supuesto de Inditex», comentan desde la central sindical, en donde insisten en que se trata de una empresa productiva, «que daba beneficios hasta que entra en el grupo Malasa». 

Lo cierto es que Noa Madera cerró 2018 con unos ingresos de 21,4 millones de euros, frente a los 29,6 millones firmados el año anterior. Su resultado de explotación (beneficios antes de intereses e impuestos) pasó de 3,5 millones de euros a unos números rojos de 1,6 millones.

 

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