Madeira, tapadera fiscal de las grandes fortunas

Empresarios gallegos se encuentran entre los patrimonios que recurren a la zona franca de la isla portuguesa para eludir el pago de impuestos

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Durante la década de los noventa, el 12% del capital de la antigua Pescanova estuvo domiciliado en Madeira. Lo llegó a admitir públicamente su controvertido expresidente, Manuel Fernández de Sousa-Faro. Navieros como José Silveira Cañizares tienen parte de su flota domiciliada en la zona franca del país luso. E Isabel dos Santos, una de las grandes fortunas africanas y socia del astillero vigués Rodman a través de petrolera Sonangol, es una habitual de Madeira. La lista es larga. 

Un centenar de empresarios españoles recurren a la isla portuguesa para eludir el pago de impuestos, bajo amparo legal, pero aprovechando todas las ventajas que ofrece una de las nueve regiones ultraperiféricas de la Unión Europea que gozan de una serie de exenciones y bonificaciones fiscales, entre otras ayudas. Lo desvela una investigación realizada un consorcio de varios medios europeos, entre los que se encuentran la radio televisión pública alemana ARD, la televisión pública austríaca ORF y los diarios Le Monde y La Vanguardia

De Gadafi a Sonangol

Funchal, la capital de Madeira, fue el lugar elegido por la mano derecha del dictador libio Muamar el Gadafi, Bashir Saleh Bashir, para establecer su empresa. También el de futbolistas como Mascherano, condenado por fraude fiscal, o Xabi Alonso, con un proceso en curso, y hasta empresarios cubanos que despistan en la isla atlántica los rigores del comunismo. Entre las fortunas, más de un centenar de españoles gestionan sus patrimonios detrás de sociedades pantalla domiciliadas en Madeira.

Aunque Madeira no está catalogada como paraíso fiscal (los territorios offshore se caracterizan por su opacidad además de la exención fiscal) el marco legal internacional ha permitido a estas fortunas mover millones de euros con cierta discreción. 

Esto se ha traducido, según publica el consorcio de medios, en un prolongado período de veinte años con un impuesto de sociedades del 0%, es decir, que cualquier empresa establecida en la zona franca de la isla portuguesa estaba exenta de tributación. Mientras la tributación era del 0%, el número de sociedades no dejó de crecer, pasando de siete en 1988 (un año después de crearse la empresa pública para la promoción de la zona) a 5.978 en 2000, momento álgido de la actividad y punto de inflexión de su marco legal, según relata el consorcio de medios. 

Las inspecciones de la UE

Entre 2000 y 2002 la UE llevó a cabo una inspección después de detectar que, a pesar de que «alrededor de 4.000 negocios operaban en la zona», estos «no empleaban a más de 1.000 personas». Esto provocó que a partir del año 2000 el número de empresas fuera descendiendo de forma drástica. Según la última modificación del decreto ley sobre los incentivos fiscales, todas las compañías deberán aplicar desde 2020 un impuesto de sociedades del 5%, que se revisará en 2027. 

En junio del año pasado Eduardo dos Santos, presidente de Angola, nombró a su hija Isabel presidenta de Sonangol, la petrolera estatal del país. Tanto Sonangol, socio de Sam Pa, uno de los intermediarios en la compra de Rodman, como la misma Isabel dos Santos, aparecen como accionistas de más de empresas en Madeira. Todas ellas domiciliadas en las oficinas de la gestoría Dixcart, en un edificio representativo de Funchal, la capital de la isla, rodeado de palmeras y con un jardín delantero.

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