Los trabajadores salen al rescate de sus empresas

De los restos de Privilege y Grafinsa emergen dos nuevas firmas controladas por antiguos empleados

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La desaparición de empresas y la consiguiente destrucción de empleo al calor de la crisis económica ha sido una amenaza para multitud de trabajadores y ha cuestionado su papel en el desmantelamiento de plantas ubicadas en Galicia. El posicionamiento lógico, la negociación en el caso de los despidos o la reivindicación cuando se consideró que una fábrica era viable y no requería de cierre, ha tomado formas diversas. En casos aislados, incluso ha llevado a que los empleados tomasen las riendas de la compañía con el ánimo de insuflar nueva vida al proyecto.

Eso ha sucedido en con dos empresas radicadas en Galicia. Las plantas de Grafinsa y Privilege, que entraron en concurso de acreedores y caminaron hacia el cese de la actividad, iniciaron una nueva etapa bajo la gestión de sus antiguos empleados.

La antigua Privilege vuelve a carburar

Los 39 socios fundadores de la empresa de encimeras Seaquarz, extrabajadores de la compañía del mismo sector Privilege, comenzarán a vender el producto fabricado en sus instalaciones, en Narón (A Coruña), a partir de la próxima semana. De esta forma, comenzará a verse el final de un largo proceso que se inició cuando Privilege, que fabricaba conglomerados pétreos para encimeras de cocina, inició un concurso de acreedores debido a los problemas económicos que arrastraba en su país el grupo italiano Quarella, accionista mayoritario.

Un grupo de 39 trabajadores, que defendían que la empresa tenía futuro, crearon una Sociedad Anónima Laboral, a la que destinaron el dinero de sus indemnizaciones. La nueva sociedad arrancó con un capital de 650.000 euros. En diciembre, recibieron un primer adelanto económico de 300.000 euros de Xesgalicia del millón y medio de euros comprometido como crédito participativo, con lo que se ha iniciado la producción en la fábrica.

Tras varios meses de puesta a punto, la empresa está a punto de cerrar acuerdos con distribuidores de Italia, Australia y Holanda, que han mostrado su interés en el producto de la empresa. La mayor parte se venderá como «marca blanca».

Vicusgraf, en la rampa de despegue

Un escenario similar se vivió en Grafinsa, la empresa con plantas en Mos y Vigo que fabricaba estuches y cajas de cartón para marcas destacadas como Cola-Cao, Cuétara o McDonalds. La compañía desapareció oficialmente en noviembre, pero la factoría de Vigo cobró nuevo impulso de la mano de 44 trabajadores, que presentaron una oferta para salvar la firma.

De ese proceso surgió Viscugraf, la nueva empresa controlada por los ex trabajadores de Grafinsa. En este momento, están en la fase previa al inicio de la actividad, rehaciendo la red comercial y cerrando la compra de materia prima, informa CC.OO. La central ejerció como asesor en la compra y puesta en marcha de la factoría.

Como en el caso anterior, recuperar la firma y preservar los 44 puestos de trabajo requirió movilizar las indemnizaciones de los trabajadores. A diferencia de Grafinsa, Viscugraf concentrará la producción en una sola planta. Parte de la maquinaria del centro de Mos fue vendida para lograr más liquidez en el nuevo proyecto.

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