Los servicios de Sam Pa al Gobierno chino: de Zimbabwe a Rodman

El magnate que negoció la compra de la gallega Metalships hizo también de enlace en África para la expansión china en el continente

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China ha sido durante años la gran fábrica del mundo. El dinero entraba sin cesar, a un ritmo mucho mayor del que se gastaba. Estos excedentes dinerarios son los que han permitido al país asiático seguir creciendo más allá de sus fronteras y comprar activos financieros por medio mundo. El enigmático empresario Sam Pa ha jugado un papel fundamental en todo este proceso.

Su relación con el Gobierno chino viene de lejos, de su etapa como agente de inteligencia, o quizá antes. Lo que está claro es que ha sido el gran conseguidor. A él se le atribuye el desembarco de la petrolera estatal Sinopec en el continente africano, donde Pa tiene numerosos intereses y estrechos lazos con los miembros del poder. Su capacidad de acceder a los recursos del continente y su labor como intermediario – valiéndose de hasta siete identidades diferentes – han propiciado en gran medida el avance de China en África

Angola es el mejor ejemplo. Sam Pa es el arquitecto de un complejo entramado societario conocido como grupo Queensway, con sede en Hong Kong, y del que forma parte la empresa China Sonangol, filial de la petrolera angoleña que dirigía hasta hace no mucho Manuel Vicente. En la actualidad, el que fuera su socio es el vicepresidente del país. Pero más allá de su base en Angola, el magnate chino también ha establecido fuertes lazos con líderes africanos como el dictador Mugabe de Zimbabwe y, fuera de África, con personas influyentes en Dubai, Moscú o, incluso, en la hermética Corea del Norte.

Sin vinculación aparente

En su edición del pasado domingo, el Financial Times recogía las declaraciones de un abogado de China Sonangol, quien aseguraba que Pa actuó formalmente en todas las negociaciones como un mero asesor del grupo, a pesar de que todos los gobiernos extranjeros que han trabajado con él lo tienen por un alto ejecutivo del grupo Queensway. En cualquier caso, el abogado aclaraba que los intereses comerciales de la empresa no dependen de ningún individuo.

En la misma línea se pronuncian las empresas ‘tocadas’ por Pa. Es el caso del astillero vigués Metalships, que este lunes, en un mensaje de «tranquilidad» al comité de empresa tras conocerse la detención del magnate chino Sam Pa, ha insistido a los trabajadores en que el presidente de China Sonangol no es accionista del astillero ni ostenta ningún cargo.

Al igual que hizo públicamente la pasada semana, la dirección de Metalships apunta que Sam Pa fue simplemente asesor en la operación de venta de las acciones, adquiridas por la compañía CS Europe Investiment de Singapur, propiedad al cien por cien de China Sonangol. Asimismo, aclara que el cese de la exministra Elena Espinosa es «una dimisión por voluntad propia, y no una imposición de los nuevos propietarios».

China se desmarca

Las cosas por China están cambiando y pueden afectar en gran medida al negocio de Pa. Tras su detención a principios de mes en Pekín, algunas empresas ya han indicado que revisarán sus contratos. El propio Gobierno chino también ha decidido mover ficha y cambiar su base de relaciones en los países africanos. Ya no lo hará tanto a través de lazos personales, sino canalizando sus inversiones a través de instrumentos más formales, como los bancos de desarrollo.

La detención de Pa marca también un punto de inflexión en las relaciones del magnate con el Partido Comunista de China. El presidente de la república popular, Xi Jinping, ha puesto en marcha una campaña anticorrupción que, además de la detención a Pa, incluye la investigación al que fuera jefe de Sinopec, Su Shulin, por «presuntas faltas disciplinarias graves». Previamente, la petrolera estatal había encargado una auditoría de amplio alcance sobre los activos en el extranjero adquiridos en plena orgía de gasto.

Ahora la economía tampoco juega a su favor. El crecimiento chino se frena y con ello la demanda de materias primas de África. En los países en los que Pa tiene intereses se ven obligados a bajar el precio de sus bienes y a efectuar importantes ajustes en sus presupuestos. No son buenos tiempos para el negocio.

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