Los Raventós rebeldes ponen su parte de Codorníu a la venta

Varios accionistas de Codorníu contemplan deshacerse de sus acciones cansados de la deriva de las bodegas, que les impiden rentabilizar la participación

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La sacudida en el consejo de la semana pasada fue sólo la traducción del revuelo existente en el accionariado. Tras años de descontento, el accionariado de Codorníu vive tiempos convulsos: al paso atrás de Javier Pagés en la dirección y la jubilación de Mar Raventós en la presidencia se suman los movimientos de varios Raventós, que sondean el mercado en la búsqueda de un inversor interesado en adquirir su participación en la cavista.

Fuentes de la familia explican a Economía Digital el descontento existente en la saga catalana, visualizado en el 20% del capital que votó contra la gestión en el ejercicio 2015/2016. Cansados de pagar el impuesto sobre el patrimonio por la participación y a falta de dividendos, son muchos los que ya planean deshacerse de su paquete “en el caso que llegue una buena oferta, que valore lo suficiente la empresa”. 

El principal problema, la falta de interesados. Hasta el momento, los rebeldesno encontraron un comprador que planteara una propuesta acorde a sus exigencias. “Ha existido alguna muestra de interés, pero no se ha concretado ninguna proposición seria”, explican las mismas voces. Se antoja difícil mientras los vendedores sean minoría, pero los descontentos crecen entre los Raventós, como muestra su victoria de hace una semana.

Por contra, un portavoz de Codorníu niega oficialmente que la empresa esté en venta y asegura que en las oficinas de la firma «no consta» el interés de ningún accionista por desprenderse de su participación. No obstante, recuerda que la cavista tiene 216 accionistas.

La falta de rentabilidad es la principal razón del descontento de los Raventós rebeldes en Codorníu

La principal razón de la huida es la falta de rentabilidad. En el año 2016/2017 los ingresos fueron de 236 millones de euros, un millón menos que en el 2009/2010. Según las cuentas depositadas en el registro mercantil, la cifra de negocio no superó los 240 millones de euros durante los últimos siete ejercicios. Mayores vaivenes dieron los resultados, aunque jamás alcanzaron las cotas deseadas por parte del accionariado: 4,7 millones de euros fue el pico más alto cosechado, mientras que unas pérdidas de 5,3 millones fueron el suelo.

En el primer semestre de la temporada actual, Codorníu alcanzó unos beneficios de 11 millones en el primer semestre del año gracias al freno en las inversiones y la contención del gasto. “La cruz fue el impacto del boicot –tanto en Cataluña como en España— y una nueva estrategia de ventas, enfocada hacia botellas más caras, que tampoco está funcionando”, explican los mismos.

La decisión de trasladar la sede social desde Sant Sadurní d’Anoia a La Riojatambién se tomó con parte del accionariado en contra. Como protesta, el antiguo director general y vicepresidente, Jordi Raventós, presentó su dimisión en el consejo celebrado tras la mudanza.

Victoria en el consejo

Los rebeldes lograron el último lunes de febrero una de sus primeras victorias. En el consejo celebrado en las bodegas de la cavista lograron forzar la salida de Javier Pagés de la dirección general del grupo y su aterrizaje en la presidencia, que dejará vacante Mar Raventós a finales de año. El hasta ahora ejecutivo pasará a ocupar un cargo institucional y la empresa buscará una persona externa para dar un viraje a la estrategia de la compañía.

El objetivo será hacer despegar, al fin, las cifras de facturación y engordar el volumen de los beneficios. Dos indicativos para construir una empresa más atractiva a ojos de posibles interesados. De lograrlo, será un win-win: obtendrán la rentabilidad esperada durante años y atraerán los ojos de posibles compradores.

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