Los críticos de la patronal fuerzan una asamblea para echar a Alvariño

El grupo opositor formado por las provinciales de A Coruña y Lugo junto a varias sectoriales de Pontevedra aseguran contar con el apoyo sufiente para reprobar la gestión del presidente u obligarlo a dimitir

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Echaban humo los teléfonos este jueves intentando sofocar una rebelión que parece ya inevitable. El sector crítico con la gestión de José Manuel Fernández Alvariño, presidente de los empresarios gallegos, ha organizado una revuelta que tiene como objetivo descabalgar al abogado vigués y abrir una nueva etapa, todavía incierta, en la CEG.

El grupo opositor está formado por la patronal de Lugo y la Confederación de empresarios de A Coruña, que han bloqueado las cuentas de la CEG del año pasado y los presupuestos del ejercicio en curso. A ellos se ha sumado un sector crítico formado por sectoriales –y encabezado por la patronal del metal Asime— de Pontevedra, que se alzó en armas tras las elecciones del pasado febrero, acusando a Alvariño y a representantes políticos del Partido Popular de interceder a favor de la candidatura de Jorge Cebreiros.

Asamblea extraordinaria

Este sector crítico dice contar con un apoyo superior al 50% de las entidades que conforman la CEG, lo suficiente para exigir la convocatoria de una asamblea extraordinaria y «reprobar o revocar» al presidente.

Hasta tal punto está madura la conjura que este mismo viernes está previsto presentar un escrito en la CEG en el que se solicitará la convocatoria de asamblea extraordinaria para el próximo «20 de julio». Es el mecanismo alternativo a la moción de censura, que no está contemplada en los estatutos de la patronal. En esa reunión se planteará  el análisis de la gestión y la revocación del presidente. 

Las provinciales toman el mando

Si el órdago se consuma, es probable que el propio Alvariño decida entregar las armas y hacerse a un lado, antes que presentar batalla de cara a la asamblea. El empresario vigués está en horas bajas, agotado por una guerra interna que tiene más que ver con su pasado que con su gestión.

El plan de los críticos es que tras la salida del presidente pase a controlar la CEG un consejo formado por los presidentes de las provinciales y el secretario de los empresarios lucenses hasta la convocatoria de nuevas elecciones.

A última hora del jueves, decían tener cerca del «70% de los votos» de cara a una asamblea, que es el máximo órgano de representación de la CEG conformado por provinciales y sectoriales. Una cifra quizá excesiva si se tiene en cuenta que en Ourense y el entorno de Jorge Cebreiros en Pontevedra siguen apoyando al presidente. 

¿Cómo hemos llegado a esto?

Los motivos de la ofensiva, en ocasiones atribuida a las contrataciones de servicios externos en la CEG a empresas del propio Alvariño –algo que sin duda influyó– tiene mucho que ver con antiguas guerras. La fundamental es la que mantiene desde hace años con Antonio Fontenla, presidente de los empresarios coruñeses. La patronal herculina declinó explicar a este medio cuál es su postura respecto a la revocación del presidente.

A esa batalla se sumó la desatada tras las elecciones de febrero en la patronal pontevedresa, que debilitó a Alvariño en su antigua casa.

En el caso de Lugo, se desconocen los motivos de su secretario, Jaime Luis López Vázquez, que apoyó a Alvariño en su ascenso a la presidencia. Lo cierto es que rechazó una y otra vez las cuentas elaboradas por la dirección de la CEG aduciendo gastos superfluos y ausencia de un plan de futuro para la patronal, entre otros aspectos.

Todos tienen en común considerar que la situación «es insostenible».

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