Los críticos a Alvariño paralizan las cuentas para forzar elecciones en la CEG

El presidente se la jugará a cara o cruz en dos meses, cuando presente el balance anual ante los empresarios sin el apoyo de A Coruña y Lugo

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Hay un discurso sosegado y otro con tintes dramáticos en el seno de la Confederación de Empresarios de Galicia. El primero dice que hay tiempo para llegar a un acuerdo y consensuar el presupuesto de este año y las cuentas de los últimos ejercicios que todavía están pendientes de aprobar. El otro, que no hay acuerdo posible y que la batalla emprendida por la provincial de A Coruña que preside Antonio Fontenla ha sumado los suficientes apoyos como para enquistar totalmente el proceso. Ambas versiones coinciden en que la comisión creada para consensuar los balances y formada por representantes de la patronal y las provinciales está atascada.

A pesar de que el escenario genera más dudas que certezas, José Manuel Fernández Alvariño llevará a la Asamblea Xeral, el máximo órgano de representación de la CEG, las cuentas y el presupuesto del presente curso en dos meses, a finales de junio o principios de julio, según acordó con el resto de confederaciones. Si la situación sigue como hasta ahora, las provinciales de A Coruña y Lugo, como sucedió en la última Asamblea, votarán en contra de su aprobación. Una segunda derrota dejaría a Alvariño con pocas opciones. O bien enrocarse, o bien atender a los críticos, que le pedirán entonces que convoque elecciones.

¿Por qué se atascan los presupuestos?

En las últimas reuniones de la comisión de economía no ha habido prácticamente avances. Aunque hay matizaciones constantes sobre la proyección económica, los gastos de representación y otras partidas, dos asuntos centran el grueso de las discrepancias. Por un lado, la externalización de servicios en la CEG, que recayó en parte en empresas del propio Alvariño.

Y por otro, la ya antigua pugna que mantiene la patronal coruñesa por las facturas de la red Pexga que el Igape se niega a abonar –unos 300.000 euros– y que la actual directiva heredó de la gestión de Fontenla. Desde A Coruña se pide que se reclame por la vía del contencioso administrativo el dinero a la Xunta. Alvariño, que auditó y rehízo las cuentas de su predecesor, no quiere líos con el Igape, que financia la red exterior de la patronal.

La llave está en Lugo

Fuentes conocedoras de los encuentros, aseguraron a este medio que no existe voluntad por parte de las provinciales críticas, Lugo y A Coruña, para llegar a un punto de encuentro y que se condenará al presidente a someterse a la Asamblea Xeral para, en caso de derrota, pedir que se convoquen elecciones.

En las provinciales lo niegan y aseguran que se sigue trabajando para llegar a un acuerdo, si bien reconocen que sería «lógico» que, si se tumban las cuentas por segunda vez, Alvariño de el paso y llame a votar a los empresarios.

Pero, entiende la patronal de Lugo, no se tiene que llegar a ese punto. «Pedimos que haya un consenso» para sentar las bases de un balance «acorde con el tiempo actual, en el que las empresas han tenido que acometer ajustes y adaptar sus presupuestos», explican y se muestran esperanzados en un futuro acuerdo.

Lugo fue clave en la Asamblea Xeral de julio del año pasado, cuando se alineó con la provincial de A Coruña y votó en contra de los presupuestos. Aquella batalla, todavía perdura, y aunque nadie lo dice abiertamente, dirige al presidente de la CEG hacia una situación límite «más por las disputas internas que por la propia confección de las cuentas», apuntan fuentes empresariales.

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