Los consejeros disidentes de Pescanova piden hoy la dimisión del presidente

Manuel Fernández de Sousa-Faro cuenta con el respaldo de una amplia mayoría del consejo de administración

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El presidente de Pescanova no sólo llega al consejo de administración de hoy con la compañía en preconcurso de acreedores, con la autoridad bursátil en plena investigación, con su valor suspendido de cotización, con sus auditores desacreditados y con la banca acreedora perpleja. Manuel Fernández de Sousa-Faro también pisará la zona noble del consejo de la compañía a la espera de que dos de los consejeros discrepantes pidan que dé un paso atrás, “por responsabilidad”, para “despejar el futuro” de Pescanova de cara a evitar la presentación del concurso y reconducir la relación con la banca acreedora, a la que adeudaría más de 2.000 millones de euros.

Fuentes cercanas a la gestión de la compañía dan por hecho de que tanto José Carceller, representante de la cervecera Damm, y Francois Tesch, del fondo Luxempart, volverán sobre lo andado al solicitar de nuevo la dimisión de Fernández de Sousa-Faro. Porque ya lo hicieron en el último consejo de la multinacional pesquera, aunque hasta el momento no hubiera trascendido. Fue en la misma reunión en la que se negaron a firmar las cuentas del 2012, el día antes de la en principio pareció una súbita presentación de preconcurso.

Más presión

La presión para que Fernández de Sousa deje el timón de Pescanova se habría producido no solo en el máximo órgano de administración de la compañía, sino a través de diversos contactos informales, en los que los consejeros teóricamente rebeldes habrían expuesto la realidad del difícil gobierno de la multinacional en las circunstancias actuales. Desde esos movimientos, hace poco más de una semana, el escenario para la compañía no ha hecho más que complicarse.

Ambos accionistas, que suman algo más de un 12% del capital de la compañía, frente al teórico 14,2% del presidente, solicitaron por carta la convocatoria del consejo, que se celebrará a primera hora. Sin embargo, según las mismas fuentes, Fernández de Sousa habría optado por convocarlo al margen de la presión de Carceller y Luxempart, y sí condicionado por el conflicto generado al reconocer ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores que no es capaz de fijar su endeudamiento al cierre de 2012 para comenzar las negociaciones para su refinanciación. Ni la propia compañía ni sus auditores.

Apoyos garantizados

Oficialmente, desde el entorno de Carceller se muestran «muy satisfechos» por la convocatoria, que valoran de forma «muy positiva”. De ahí no pasan. Sin embargo, si algo está claro es que el consejo de administración de Pescanova arropará las decisiones del presidente si hay que dirimir cualquier conflicto a lo largo de la reunión. Un consejero, un voto. Y esa es la baza de Fernández de Sousa-Faro. A su hermano Fernando y a su hijo Pablo Fernández Andrade, ambos consejeros dominicales, se sumarían de entrada los apoyos más o menos explícitos de otros miembros del máximo órgano de administración, entre ellos accionistas como José Antonio Pérez Nievas (tiene un 3,39%) y Alfonso Paz Andrade (3,56%).

Aunque distante del presidente desde hace años, Paz Andrade, ex consejero delegado e hijo de otro socio fundador (Valentín Paz Andrade), se encontraría entre los apoyos condicionados con los que cuenta Fernández de Sousa, según indican las mismas fuentes. Otro respaldo condicionado sería el de Antonio Basagoiti, consejero independiente. Su cargo como presidente de Banesto, un banco en plena integración con el Santander, complicaría su posición dentro del consejo de Pescanova, que precisamente tiene su principal problema con la banca.

En el entorno de la compañía se da por hecho que Robert A. Williams, Ana Belén Ruano y Yago Méndez Pascual, estos dos últimos sin participación accionarial en Pescanova, respalden al presidente. En el caso del hijo del ex director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez, su estrecha relación con Demetrio Carceller parece no impedir que cierre filas finalmente con Fernández de Sousa, que sin duda afronta el consejo más complicado desde que llegó a la presidencia de Pescanova, en junio de 1977.

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