Los ‘choques’ de Liberty, la novia de Alcoa, con gigantes del aluminio

La histórica Rio Tinto presentó una demanda de arbitraje contra Liberty en 2019 en la que le reclama 50 millones de dólares por una planta en Francia

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A Mariña contiene la respiración. La pasada semana finalizó el periodo de consultas del ERE de la fábrica de aluminio de Alcoa sin acuerdo entre empresa y comité. Si nada lo remedia, la compañía americana tiene ahora un periodo de dos semanas para tramitar el plan de despido colectivo puesto sobre la mesa y que podría dejar a 534 empleados en la calle. Los sindicatos creen que la compañía lo presentará y que, en cualquier caso, los primeros afectados van a ser los trabajadores de la industria auxiliar.

El fracaso de las negociaciones se produce en un momento especialmente álgido ya que, a pesar de que Alcoa parece mantener su intención de llevar a cabo un ERE de extinción en San Cibrao, Liberty House, del conglomerado internacional GFG Alliance, ha manifestado públicamente su interés por la factoría de aluminio primario (también incluso por la planta de alúmina, que no está en venta, pero que se ubica también en el complejo de Cervo). A pesar de que Alcoa se muestra esquiva, lo cierto es que, al menos mediáticamente, el gigante del millonario indio Sanjeev Gupta la ha puesto contra las cuerdas. La multinacional tiene un plan para reflotar la planta de alumino de Lugo que cuenta con el aval del Gobierno central, la Xunta y los sindicatos, que lo califican de «solvente».

La primera planta de aluminio primario de Europa

No obstante, parece que Alcoa recela de Liberty. En sus declaraciones públicas nunca se ha referido directamente a la oferta de Gupta y los sindicatos sostienen que los de Pittsburgh ven a la compañía inglesa, al fin y al cabo, como un competidor directo, pues desde hace años expande su imperio en el sector del aluminio. No en vano, Liberty ya ha tenido algún choque con grandes líderes del negocio del acero y del aluminio, como es el caso de la histórica minera Río Tinto.

A finales de 2018, Liberty exhibió músculo en el sector y adquirió la fundición de aluminio de Río Tinto en Dunkerque (Francia), considerada la más grande de Europa. Con unos 570 trabajadores (poco más de los que ahora se ven afectados por el ERE de Alcoa), los de Gupta se hicieron con el codiciado activo por unos 500 millones de dólares. Río Tinto lleva desde el año 2011 apostando por la desinversión en el sector del aluminio. Sin embargo, la compraventa no resultó del todo apacible y es que en septiembre del año pasado se hizo público que los de Río Tinto habían presentado una demanda de arbitraje ante la CCI (la Cámara de Comercio Internacional) contra Liberty. Le reclaman el pago de 50 millones de dólares por ajustes posteriores al cierre de la venta e la planta de Dunkerque.

Acuerdo de compra-venta

Según publicaron medios internacionales, Liberty adquirió la factoría de aluminio primario de Rio Tinto en una operación financiada en parte mediante un préstamo de 350 millones concedido por un sindicato de prestamistas que incluía a Bank of America Merill Lynch y a la empresa Trafigura. La controversia viene derivada del cálculo de una serie de pagos ajustables una vez cerrada la operación y por los que Río Tinto reclaman 50 millones de dólares.

Según publicó Financial Times, «Río Tinto habría proporcionado alrededor de 78 millones de dólares en concepto de fondos a Liberty para ayudar a financiar la compra, de los cuales casi 60 provienene de pagos a la fundición debido a un corte de energía». En la ‘reinauguración’ de Dunkerque, el grupo GFG indicó que su objetivo es convertir la planta «en el centro de una amplia cadena de suministro de fabricación que proporcionaría materiales y componentes a la industria francesa, en particular al sector de la automoción«.

Alcoa ha llamado la atención sobre este hecho en una de las misivas que envió a la propia Xunta de Galicia en días pasados, teniendo en cuenta el papel que juega la administración gallega en este proceso como autoridad laboral competente. «Liberty House tiene como práctica habitual adquirir activos en dificultades y, en la mayor parte de los casos, recibiendo un importe de los mismos, esto es, no pagando sino cobrando del vendedor«, aseguraba la dueña de San Cibrao que, a pesar de las críticas, también comprometió pagos de casi 100 millones de dólares al fondo Parter cuando este se quedó con las factorías de A Coruña y Avilés.

Las fallidas negociaciones con Alcoa

Al margen de esta batalla por 50 millones de dólares con Río Tinto, y tal y como ya publicó este medio, de momento, Liberty ha intentado hacerse sin éxito con hasta tres plantas de Alcoa. Las dos de A Coruña y Avilés que la compañía americana prefirió traspasar en 2019 al fondo Parter y una más en Portland (Australia). Aunque este proceso de compraventa nunca fue reconocido, los medios australianos informaron de que a finales del año pasado la empresa negoció tanto con Alcoa como con las autoridades locales para hacerse con la factoría de aliminio. Del mismo que en España, en Australia, Alcoa indicó que necesitaba energía más barata para poder mantener abierta su fundición en Portland más allá de 2021, cuando finaliza su acuerdo de suministro actual (la planta consume alrededor del 10% de la electricidad del estado de Victoria) ligado a ayudas públicas.

A finales de 2018, Liberty se hizo con la planta de aluminio de Dunkerque, en Francia

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