Liberty enseña sus cartas con Alcoa: «No entramos si hay que despedir»

El dueño de Liberty asegura en un artículo que su grupo no crece demasiado rápido y no entra en oportunidades "que impliquen un cambio social"

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Alcoa y Liberty, la compañía del gigantesco conglomerado GFG Alliance, tienen hasta el 27 de septiembre para llegar a un acuerdo que debería culminar con la venta de la fábrica de aluminio primario de San Cibrao. Esa, al menos, es la opción que desean tanto las administraciones públicas (Gobierno y Xunta de Galicia) como la plantilla, ya que el cambio de manos aseguraría la continuidad de los 534 trabajadores afectados ahora mismo por un ERE que se retomará el 28 de este mismo mes si no hay traspaso. No obstante, de momento, las expectativas no son halagüeñas. Aunque el viernes los representantes del comité de empresa indicaron que veían a ambos grupos más cerca en sus posiciones, este sábado, la multinacional americana volvió a lanzar un duro comunicado en el que, por tercera vez, aseguraba que GFG no están haciendo planteamientos razonables que, por lo tanto, ayudase a materializar la transacción. Fuentes sindicales sostienen que estas declaraciones deben leerse dentro de un proceso de negociación en el que «el que compra quiere hacerlo por la menor cantidad y el que vende por la mayor».

No obstante, en todo este proceso, es Alcoa quien está haciendo manifestaciones públicas. Liberty se mantiene en absoluto silencio (si bien ha concertado una entrevista el próximo miércoles con los representantes del comité de empresa de Alcoa para darles más información sobre el estado de las negociaciones y sobre el plan industrial que tienen para San Cibrao).  Sin embargo, hace tan solo dos días, las redes sociales de GFG Alliance volvían a sacar a la palestra un articulo del presidente del grupo, el magnate indio Sanjeev Gupta, escrito hace ahora un año y que, en ese momento, parece toda una declaración de intenciones frente a Alcoa. Se trata de un escrito del propio presidente en el que explica la política de adquisiciones de la compañía.

«No entramos donde se requieren cambios sociales»

En el citado artículo, Gupta expone los factores quen han hecho crecer a GFG Alliance en tan corto periodo de tiempo. Lejos de las críticas que alguna vez se ha granjeado su rápida expansión en Australia y Europa, Gupta asegura que el «crecimiento continuo» de su grupo no es baladí, sino que responde a una estrategia meditada y a una inversión prudente. Además, el empresario insiste en que su compañía «no solo mira la oportunidad comercial«. «No entramos en ninguna oportunidad de negocio que requiera un cambio social masivo en términos de despido o grandes reestructuraciones», dice. 

En ese articulo de Sanjeev Gupta, que vuelve a ser publicitado en plenas negociaciones con Alcoa, el dueño de GFG Alliance también insiste en que el crecimiento del grupo es meditado. «No estoy de acuerdo con la opinión de que hemos adoptado un enfoque de crecimiento por el crecimiento. Nuestra expansión es muy deliberada. La decisión de mudarnos a Australia, por ejemplo, estaba dentro de un proyecto planificado. No consideramos un movimiento como ese de forma aislada como un trato. Buscamos ver qué otras oportunidades están disponibles en todas nuestras verticales. Es el mismo enfoque que sustenta nuestras recientes adquisiciones y expansión europea«, dice, para insistir en que, la generación de negocios ligados a sus compras, es otra de las claves del grupo. «Nuestras empresas tienen como objetivo crecer y construir comunidades locales«, resuelve.

«Generalmente, nuestras empresas utilizan recursos locales y operan a nivel comunitario para impulsar y estimular el crecimiento económico y generar ganancias«, explica el CEO de GFG en su artículo, en el que también explica que, si bien el grupo funciona en conjunto, también se mantienen sus especificidades, algo que ocurrirá en Cervo si acaba por comprar la aluminera de Alcoa, ya que tendrá que seguir manteniendo relaciones con la compañía americana, al necesitar la alúmina de la fábrica. «Nuestras empresas trabajan juntas, convirtiéndose en parte de uan cadena de suministro global que produce más valor. Sin embargo, también existen por separado por derecho propio, con sus propios clientes, base de capital, proveedores, gobierno y juntas», reza el artículo, en el que el dueño del conglomerado industrial insiste en que, al margen de sus dimensiones, se trata de una «empresa familiar». «Y eso forma parte de nuestro ADN», añade.

Temporada de compras

Lo cierto es que, de momento, las palabras de Gupta no tienen tacha. Efectivamente, el crecimiento de su grupo es rápido, pero también es cierto que, hasta ahora, no está dejando a trabajadores atrás. Tan solo el mes pasado, anunció la adquisición de distintos activos en Australia y en Europa dentro de las distintas divisiones de su grupo. En todos los casos la plantilla actual se mantenía. En concreto, GFG anunció la compra de una fundición metalúrgica en Tasmania que funciona con energía hidroeléctrica y que suma unos 250 puestos de trabajo. La misma semana de cerrar ese acuerdo, recibió el plácet de las autoridades reguladoras francesas para hacerse con dos activos del sector del acero en el país galo: el negocio de France Rail Industry (Hayange) y la acería Ascoval, dos plantas estratégicas que suman 700 empleados que serán subrogados.

Dentro de la división del aluminio, el gigante británico también mantuvo el empleo de los 570 empleados de la factoría de aluminio primario de Dunkerque, que adquirió a Rio Tinto a finales de 2018 por unos 400 millones de euros.

Contrarreloj hasta el 27 de septiembre

Con una capacidad de producción anual de 228.000 toneladas de aluminio, si Liberty compra la planta de Alcoa, la producción de su división de negocio crecerá en más de un 60% (actualmente, con la planta de Dunkerque en Francia y con la de Fort Williams, en Escocia, produce alrededor de 332.000 toneladas anuales).

Pero, para lograr ese objetivo, semeja que aun queda mucho por negociar. Por lo menos en base a las últimas informaciones aportadas por Alcoa este fin de semana, en las que asegura que ha ofrecido a GFG venderle la fábrica de Xove por un euro, además de comprometer un fondo de 50 millones de dólares para el futuro de la misma. Según la versión de la dueña de la factoría, los principales escollos radican en el suministro de alúmina (Liberty pide un contrato a 20 años y Alcoa tan solo ofrece uno de cinco), así como la asunción de las pérdidas de la compañía  mientras dure el periodo de negociaciones, cuyo tope, el 27 de septiembre, está marcado en rojo en el calendatio de toda la comarca de A Mariña.

GFG Alliance ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos años

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