Las razones del caos en Vueling

La compañía sufre un inicio de verano caótico con la planificación heredada de la antigua dirección y el poco margen de maniobra del actual gabinete

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Por tercer verano consecutivo, los problemas se le acumulan a Vueling. El año pasado, un incendio en el Aeroupuerto de Fiumicino (Roma) fue el detonante de una oleada de retrasos y cancelaciones que se han repetido este año con las huelgas de controladores franceses como excusa. Una planificación heredada de la anterior dirección que obvió los errores de la última temporada. ¿Por qué no se actuó ya en setiembre para evitar el previsible colapso actual? «Pasapalabra», responden desde la aerolínea.

A Álex Cruz, actual presidente de British Airways (BA) y que hasta abril ocupó el mismo cargo en la low-cost española, le deben pitar los oídos durante los últimos días. El motivo, todas las fuentes consultadas culpan a la «mala planificación» realizada por su equipo del caos de las últimas semanas. Mientras, desde la compañía se limitan a reconocer «un problema operativo», sin ofrecer ninguna explicación añadida.

En el sector no se entiende porque se gestionó de manera tan deficiente el relevo de la cúpula anterior. La marcha del ejecutivo bilbaíno se conoció en noviembre mientras que el nombre del sucesor, Javier Sánchez-Prieto, no se hizo público hasta finales de febrero. Procedente deIberia, tomó posesión en abril y desde entonces su trabajo ha consistido básicamente «en reunirse con todos los departamentos de la entidad», explican en la compañía. Sin prácticamente tener tiempo para poner las fotos de la familia en el despacho se ha encontrado con una operativa a la que se le ven las costuras sobre la mesa.

«¿Por qué nadie trabajó con Cruz si ya sabíamos que se iba?»

Fuentes oficiales piden tiempo y recuerdan que los problemas llegan heredados de la anterior ejecutiva, capitaneada por Fernando Val, antiguo director de operaciones y hoy en Air Arabia. El mismo Sánchez-Prieto así lo reconocía en una carta enviada a la plantilla publicada por El Confidencial. El nuevo presidente no dudaba en lamentar «debilidades en la planificación de la operación» para justificar el retraso.

Nadie pone en duda la capacidad del actual presidente de BA y sin duda le otorgan gran parte del mérito del crecimiento de la low-cost española. Sin embargo, insistir en un modelo tan agresivo sin él en cabeza no ha funcionado. No hay ‘cruzismo’ sin Cruz.

A su salida y a la de Val hay que sumarle la de Sonia Jerez, directora corporativa, a Wizz Air. Las bajas han sido sustituidas por Jorge Saco yValentín Lago también formados en la Express de Iberia, una aerolínea con menos pretensiones y mucho más modesta. «¿Por qué nadie del nuevo ejecutivo trabajó de la mano de Cruz cuando ya sabíamos que se iba?», se preguntan los trabajadores.

«Vueling ha crecido muy rápido en cuanto a número de aviones, pero no la ha hecho tanto a la hora de adaptar la estructura de gestión de la compañía, que ahora se ve desbordada», explican desde la plantilla. Las deficiencias salen a la luz, por ejemplo, a la hora de coordinar los slots, las reservas de tiempo que otorga Aena para despegar y aterrizar de un aeropuerto.

«La operativa está muy tensionada», sentencian. La sensación es que todo pende de un hilo, y cada vez que se rompe se repiten escenas como la de la operación salida, con un índice de puntualidad que ha rondado el 30% frente al 70% de media en El Prat. «Si todo marcha bien existen los aviones y la plantilla necesaria», tranquilizan fuentes del sector. «Ahora bien, ya se ha podido comprobar que sucede cuando hay problemas», puntualizan.

El beligerante Sepla propone arrimar el hombro

Además, la firma también optimiza su estructura de personal, especialmente la de tripulaciones y pilotos. Cuando los retrasos se acumulan, la jornada laboral se desborda, por lo que en ocasiones los pasajeros deben esperar al relevo de la plantilla. Debido a que la escasez ya se preveía, en los últimos meses se contrataron comandantes y azafatas para poder cumplir con la operativa. «El 1 de julio, más de un centenar de TCPs se incorporó a la actividad tras completar el período de formación», explican los trabajadores.

A la escasez de trabajadores a bordo hay que añadirle otras necesidades: «Como la escasez de controladores de rampa o de autobuses, pues los pasajeros deben esperarlos durante mucho tiempo».

Sin embargo, un sindicato tradicionalmente beligerante como es Sepla se ha propuesto arrimar el hombro «ante las buenas intenciones de la dirección actual». Si bien no han llegado acompañadas de ningún gesto sólido, si que aprecian una política laboral menos agresiva que la de Cruz. Aun así, no otorgan un cheque en blanco y sostienen que si no se equiparan las condiciones de los compañeros de Italia y Francia se podría llegar incluso a la huelga. 

Lo cierto es que Vueling siempre ha funcionado con unos costes muy ajustados, un hecho que ha evitado inversiones «en divisiones que no estaban vinculadas con la seguridad», explica un consultor. «En los últimos años no se ha mejorado tanto como se debería a la hora de implementar servicios para agilizar los vuelos», añade. Para reducir el impacto, la entidad ha aumentado ahora el tiempo de escala desde 35 a 45 minutos. 

Expediente a la compañía

La tercera rama del colapso en el Aeropuerto de El Prat es la falta de aviones. Con 400 rutas prometidas, Vueling echa en falta más naves. Si durante buena parte del año ya se subcontratan dos aviones de la lituanaAvion Express, durante el verano la low-cost también volará con naves dePrivilege, Titan, High Fly y White Air. «No es nada ilegal, de hecho no lo ocultamos en ningún momento, sólo hace falta pasarse por el aeropuerto para comprobarlo», señalan desde la firma.

El cóctel de factores ha provocado que el Ministerio de Fomento abra un expediente a la compañía y ha convocado este lunes a Javier Sánchez-Prietopara que de «explicaciones y medidas correctoras inmediatas» con tal de «esclarecer el origen» de las múltiples cancelaciones y retrasos. No son los únicos. El mismo día los consejeros Jordi Baiget (Empresa y Conocimiento) y Josep Rull (Territorio y Sostenibilidad) se reunirán con representantes de la aerolínea para exigirles «un cambio de actitud» en la gestión de la crisis.

Mientras, los pasajeros se seguirán agolpando sobre sobre los mostradores de la instalación catalana. Las largas colas que se han vivido en los últimos días tienen visos de convertirse en habituales durante el verano, pese a que la firma trabaja a marchas forzadas para tratar de avisar a los usuarios de los retrasos antes de que lleguen al aeropuerto y se compromete a ofrecer comida y alojamiento a los afectados. Los trabajadores lo tienen claro: «Que el verano pase como sea y ya en setiembre tocará sentarnos sobre la mesa para que este caos no se vuelva a repetir».

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