Las mineras radiografían Galicia

Colectivos ganaderos cargan contra Erimsa al solicitar cinco permisos de investigación en el entorno de Santiago

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Galicia es una mina, algo que para muchos es sinónimo de un negocio floreciente y para otros, una tragedia ecológica con repercusiones económicas muy negativas en los sectores primarios. Las posturas están enfrentadas, pero lo cierto es que la riqueza del suelo gallego, unido al alza del valor de los minerales y a los concursos abiertos por la Xunta de Galicia han atraído la mirada de grandes empresas mineras. De momento, la mayoría de ellas han solicitado permisos de investigación, algo que, no obstante, preocupa a los colectivos opositores.

Uno de los últimos casos conocidos es el de la gallega Erimsa –filial de la noruega Elkem y que hasta 2000 estuvo participada por Ferroatlántica, de Juan Miguel Villar Mir– que ha solicitado cinco permisos de investigación para las concesiones mineras de Calvente 7.136, Andrea 7.137, Xanceda 76.138 y Marís, enclavadas entre las comarcas de Santiago de Compostela y Ordes. Según denuncia el Sindicato Labrego Galego (SLG) estas concesiones abarcan unas 8.000 hectáreas de terreno.

Permiso de investigación

En la actualidad Erimsa, que genera 180 puestos directos de trabajo en Galicia, cuenta con tres centros de producción en Frades, A Estrada y Begonte. Según aclaran fuentes de la compañía, la solicitud de los permisos de investigación no significa que en un futuro se vayan a explotar 8.000 hectáreas de terreno.

Las versiones de unos y otros interesados chocan. En el bando de los favorables a las prospecciones mineras indican que la hipotética ampliación de las actividades de Erimsa en Galicia generarán nuevos puestos de trabajo y, además, serán una fuente de ingresos para los dueños de tierras que serán explotadas en régimen de alquiler. “La explotación de cuarzo no es agresiva con los terrenos agrícolas ya que lo que se hace es un proceso de despedregado, restaurando posteriormente las tierras. Es una explotación sostenible”, explican.

A cielo abierto

Los colectivos contrarios argumentan que las extracciones de cuarzo que practica Erimsa se realizan a cielo abierto, por lo que los prados que explote “quedarán inservibles para la actividad ganadera, al ser destruida la superficie que se utiliza para los trabajos agrícolas”, lo que en su opinión “causará un daño irreversible a la economía de la zona”. Además, añaden que la mayoría de terrenos afectados por los permisos de investigación tienen actualmente un uso agropecuario y una alta productividad agrícola y ganadera.

No es la primera vez que Erimsa se topa con problemas para llevar a cabo sus proyectos. La Consellería de Medio Ambiente le denegó permisos de explotación en la zona de la Terra Cha y los tribunales rechazaron los recursos contencioso-administrativos que la minera presentó contra los ayuntamientos de Castro de Rei, A Pastoriza y Cospeito.

Salamanca

Fuentes cercanas a la empresa aseguran que los problemas en Galicia, además de las tramitaciones administrativas pendientes de resolución en la comunidad hicieron que la empresa ubicase una nueva planta en Salamanca, en la que invirtieron un total de 2,2 millones de euros y en la que se emplearán 55 personas. 

La polémica de las explotaciones mineras siempre tiene dos caras. A favor y en contra. La que dice lo que se ganará y la que advierte de lo que se perderá.

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