Las grandes navieras gallegas encallan con la transición ecológica

Como el resto del sector, Elcano o Navigasa tendrán que adaptarse a la nueva normativa de reducción de gases contaminantes que entra en vigor en 2020

José Silveira Cañizares, propietario de la naviera Elcano y antiguo dueño de Povisa

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Las políticas de transición ecológica llegan a todos los sectores, también al de las navieras. Este 1 de enero entra en vigor la nueva normativa de la Organización Marítima Internacional (OMI) que limita el contenido del azufre de los combustibles marinos con el objetivo de reducir la emisión de gases contaminantes. El límite actual es de un 3,5% y a partir de 2020 será del 0,5%. Esta cuestión obliga a las grandes compañías navieras a ponerse manos a la obra para adaptar sus buques a los nuevos requerimientos.

Según publica Vozpopuli, la Asociación de Navieros Españoles (Anave) estima que la nueva regulación tendrá un coste para el sector de 54.000 millones de euros al año. Aseguran que el precio de los combustibles se incrementará y, además, será necesario implantar nueva tecnología para depurar los gases. Una normativa esta que será tenida bien en cuenta por las grandes navieras gallegas. De hecho, tanto Naviera Elcano, propiedad de José Silveira Cañizares (el hasta hace poco dueño de hospital vigués Povisa), como Navigasa, la compañía coruñesa de Darío Amor, forman parte de Anave.

Por parte de Elcano, Juan José Fernández-Ricoy desempeña el cargo de vocal nato de la asociación, así como preside la comisión de tráficos de carga seca a granel. Por Navigasa, José Antonio Parada actúa como vocal del consejo directivo representando a las compañías gallegas.

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Implantación de nuevos equipos

Naviera Elcano, propiedad del grupo vigués Nosa Terra XXI (titular también de Remolcanosa), cerró el ejercicio pasado con un beneficio de 22,1 millones de euros, un 65% más que en 2017. En sus cuentas anuales, la compañía de José Silveira indica que el espera que el transporte marítimo internacional siga manteniendo cifras de crecimiento positivas, al menos, en los próximos dos años. No obstante, indica que “como factor adicional, la entrada en vigor en 2020 de la nueva regulación de carácter ambiental para control de las emisiones de azufre condicionará, todavía sin ser claro su resultado, el tráfico marítimo mundial”. En particular, indica, será necesario discernir “si la implantación de nuevos equipos se convertirá en una necesidad y en qué medida deberán los armadores soportar el coste de los mismos”.

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