Las dos velocidades de la conserva y la pesca gallega

La expansión de Calvo, Frinsa, Profand o Iberconsa contrasta con la situación de Isidro 1952 o Thenaisie Provote, inmersas en concurso de acreedores

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Dos caras para la industria transformadora de pescado con sede en Galicia. Mientras conserveras como Frinsa emprenden un camino de expansión con la compra del 50% de la conservera portuguesa A Poveira y otras como Calvo aumentan plantilla y sueldos en plena crisis por el coronavirus, otras, como Thenaisie Provote no logran hacer frente a su pasivo y se ven abocadas al concurso de acreedores.

Son la cara y la cruz de un sector conservero que el año pasado facturó 1.674 millones de euros, según la patronal Anfaco, y que tiene a Galicia como principal potencia a nivel europeo y a las Rías Baixas como motor.

La cruz de Thenaisie Provote

El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Pontevedra ha declarado a la histórica Thenaisie Provote (con sede en Mos y planta en O Grove) en concurso voluntario de acreedores apenas dos años después de que la empresa intentase dar un nuevo golpe de timón. Y es que la firma es propiedad, desde el año 2018, del grupo rumano Scandia Food, que aterrizó en el accionariado de la compañía (que había sufrido números rojos en los años anteriores) tras suscribir una ampliación de capital de 2,8 millones de euros.

Thenaisie Provote fue la última conservera en registrar la entrada de un grupo extranjero en su accionariado. La firma se unió a una lista que inauguró Calvo, que desde el año 2012 tiene al grupo italiano Bolton en su accionariado (controla el 40% de su capital), y a la que posteriormente se unirían la vasca Garavilla (comprada por Bolton) o la viguesa Albo (propiedad ahora de la firma china Shanghai Kaichuang).

Calvo, Albo y Frinsa se disparan

Sin embargo, la suerte para estas tres firmas es bien distinta. Calvo disparó su beneficio un 29% en 2018 (último dato disponible), hasta los 29,8 millones de euros y pese a la crisis del coronavirus ha decidido contratar a 50 personas más para su planta de Carballo y distribuir un plus de 300 euros al mes mientras dure la cuarentena.

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Mientras tanto, Albo roza la barrera de los 100 millones de facturación (93 millones en 2018), ha disparado su beneficio un 50% desde el aterrizaje de sus nuevos dueños chinos (hasta los 4,6 millones de euros) y ha creado su primera filial de trading para hacerse fuerte en el mercado chino (Estelas Trading), abriéndose así a una expansión fuera de nuestras fronteras en la que comparte objetivo con Frinsa, pero no modus operandi.

Frente al crecimiento orgánico de la nueva Albo, Frinsa ha optado por hacerse con el 50% de A Poveira, proveedora de Mercadona y tercera mayor conservera portuguesa para acelerar un proceso de crecimiento que la ha llevado a ser la séptima mayor compradora mundial de atún y ganar 31,1 millones de euros en 2018 (un 40% más que en 2017).

La incógnita en Isidro 1952

Estas dos velocidades en la industria conservera gallega también se trasladan al resto de la industria transformadora de pescado. Profand, que disparó su beneficio hasta los ocho millones de euros en 2018 y compró Caladero, filial de Mercadona, o Iberconsa redoblan su crecimiento. Esta última dobló beneficios entre 2016 y 2018 (periodo en el que estuvo controlada por el fondo Portobello Capital), hasta situarlos en 19,8 millones de euros y despertar el interés de su nuevo dueño, Platinum Equity.

Una tendencia muy distinta a la marcada por una de las históricas del sector en el área de A Coruña, Isidro 1952, que se enfrenta a un concurso de acreedores y a un futuro incierto pese a sus esfuerzos por reorientar su línea de producción. El Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña dio luz verde en marzo al despido en bloque de 120 trabajadores de la antigua Isidro de la Cal tras certificar una nueva caída de ingresos en 2019 (superior al 22%), prolongando así una tendencia que se inició después de perder su contrato para suministrar sushi a la cadena de supermercados Lidl.

Mientras Isidro 1952 busca un nuevo dueño tras anularse su venta al dueño de Feca-Neón, Carlos García Martín, la otra empresa del sector que sí ha dado un vuelco a su accionariado en los últimos meses es el buque insignia del sector en Galicia: Nueva Pescanova. La firma, que el año pasado sufrió unas pérdidas cercanas a los 50 millones de euros tiene ahora a Abanca como principal accionista (controla el 80,5% de su capital) y nuevo presidente (José Benavent, que sustituye a Jacobo González-Robatto) para emprender una nueva etapa para la que Abanca ha abierto la puerta a la entrada de un socio industrial.

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