Lactalis, Leche Río y Capsa multiplican beneficios pese a la crisis del sector lácteo

Las principales compañías que operan en Galicia reducen su cifra de negocio, pero disparan su rentabilidad

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La profunda crisis que atravesó el sector lácteo tras el fin de las cuotas y que llevó a numerosas explotaciones al cierre o a las pérdidas, coincidió con un aumento en los beneficios de algunos de los principales grupos que operan en Galicia, primer productor del Estado.

Es el caso de Lactalis, Leche Río o Capsa, que llegaron al primer aniversario del pacto por el lácteo que impulsó el Ministerio de Agricultura tras multiplicar sus ganancias, si bien en el caso del grupo gallego y el asturiano, a costa de perder volumen de negocio. Entre las tres industrias acaparan cerca de la mitad de la leche que se recoge en Galicia.

El líder francés

Con la incógnita de Leche Celta, que todavía no ha depositado la memoria anual de su filial gallega en el Registro Mercantil, Lactalis continúa marcando el ritmo de un sector convulso, víctima de un lamentable desajuste entre oferta y demanda pese a que el conocido fin de las cuotas daba margen suficiente para planificar el salto a un mercado menos regulado.

El holding del grupo francés en España, Lactalis Iberia, cerró ejercicio con 24,3 millones de beneficio frente a los 7,3 millones del curso anterior. En plena batalla con los ganaderos –Unións Agrarias acaba de denunciar a la compañía por, supuestamente, quedarse el incremento de precio de la distribución sin repercutir la subida a los granjas–, Lactalis muestra una enorme solidez.

Su filial de compras, con sede en Vilalba, facturó 424,3 millones, 23 millones más que el ejercicio anterior. Dato significativo pues la sociedad, Lactlis Compras y Suministros, es la encargada de abastecer de leche a la decena de empresas que conforman el grupo.

El resurgir de Lence

Este crecimiento en ventas y beneficios no es equiparable a Capsa y Leche Río, que si bien han mejorado sus ganancias, han visto como su volumen de negocio se encogía. El caso del principal grupo gallego en el sector es destacable, pues salió de los números rojos que arrastraba en 2014 para lograr unos beneficios de 4,6 millones.

Lo hizo a costa de una drástica reducción de costes que conllevaron también un descenso de la cifra de negocio. La empresa de Jesús Lence fue más pequeña y más rentable. La facturación ascendió a 147,1 millones, frente a los 218 del curso anterior. Los aprovisionamientos cayeron desde los 179 millones a sólo 95. Comparando el descenso de ventas con el ahorro en costes, a Lence le salió un margen positivo de 13 millones, que auparon a la compañía.

Feiraco y Capsa

En cuanto a Capsa, la filial industrial con la que opera Central Lechera Asturiana, también cerró un buen año. El resultado neto ascendió a 10,5 millones, un 17% más, mientras que el ebitda se disparó por encima de los 32 millones, un ascenso del 7%.

Como Leche Río, la mejora de rentabilidad no estuvo acompañada de un incremento en la cifra de negocio, pues esta se quedó en los 646,8 millones, un 5% menos. Paradójicamente, en un mercado abierto y sin cuotas, dos grandes grupos mermaron su facturación.

Feiraco, por su parte, también redujo levemente su cifra de negocio, aunque también cerró con beneficios de 300.000 euros.

Un año de pacto por el lácteo

El primer año del pacto por el sector lácteo han sentado las bases para consolidar una cadena de valor que no ahogue al primer eslabón, el ganadero. Sin embargo, no ha podido evitar la inestabilidad ni la volatilidad de los mercados, algo de lo que también se ha quejado la industria.

En declaraciones a Campo Galego, Román Santalla, de Unións Agrarias, reconocía que hace un mes «ninguna industria quería comprarte leche, y ahora se pelan por ella». «Necesitamos estabilidad», concluía.

La subida de precios de otoño, tapa la ausencia de un decreto que regule el etiquetado de los productos para identificar el origen de la leche, uno de los compromisos del acuerdo entre productores, industria y distribución. También se detectaron dificultades tanto en los contratos con los ganaderos como en la translación de las subidas de precio al productor, como demuestran las denuncias contra Lactalis.

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