La trama de empresas de Mario Conde disfraza un patrimonio de más de 50 millones

Una veintena de sociedades que van de la perfumería al ladrillo orbitan en torno al ex banquero, que fue incorporando a sus hijos a los órganos de dirección mientras salía él

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Mario Conde volvió a ingresar en prisión por decreto del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz investigado por presuntos delitos de blanqueo y contra la hacienda pública. Tras de sí, deja un entramado empresarial que supera la veintena de sociedades a pesar de que el ex banquero apenas aparezca de soslayo en los puestos de toma de decisiones.

Al menos en España, sólo figura en dos como consejero, precisamente, algunas de las que han captado más atención de los investigadores por su conexión suiza: Hogar y Cosmética Española, dedicada a perfumes y cosméticos, está controlada por Barnacla SL, que tiene como socio único a la suiza Galloix Holdings SA, con sede en Ginebra. Barnacla también es la matriz de Demerquisa, dedicada a la fabricación de productos de perfumería y la otra sociedad en la que figura Conde como consejero.

Familiares y testaferros manejan más de 50 millones

Para el resto de empresas, el ex presidente de Banesto repartió responsabilidades. Figuran sus hijos, Alejandra y Mario; su yerno, Fernando Guasch; y otros de los detenidos en el marco de la llamada Operación Fénix, como Francisco de Asís Cuesta, María Cristina Álvarez Fernández o César de la Mora, quien ya fuera consejero de Banesto en la etapa de Conde. 

Las ramificaciones elevan por encima de la veintena las sociedades vinculadas al ex banquero con domicilio en España que atesoran un patrimonio superior a los 50 millones de euros en una arquitectura que, según apunta la investigación, habría diseñado el abogado Francisco Javier de la Vega, para el que el juez decretó también prisión incondicional.

El triángulo de los perfumes

En el centro de la trama está Hogar y Cosmética Española, con un patrimonio de 1,6 millones en 2014, cuando registró pérdidas superiores a los 200.000 euros. En el consejo, junto a Conde, están su hija y su yerno, además de Francisco Cuesta, uno de los que más representación tiene en las sociedades investigadas.

Del negocio de perfumería del ex banquero cuelgan las filiales Pinisan y Demerquisa, que entre las dos suman un patrimonio de 6,9 millones y números rojos por valor de 1,3 millones.

Barnacla, con un patrimonio neto de 7,3 millones, sería la matriz conectada con la sociedad suiza Galloix Holdings.

Las más poderosas

La mayoría de sociedades vinculadas a la trama se caracteriza por una cifra de negocio baja y pérdidas leves, aunque en algunas mantengan un elevado patrimonio y, en otros casos, como en LasSalcedas SA, declaren beneficios de 7,4 millones en el último ejercicio presentado.

Esta sociedad, con un patrimonio de 17,5 millones, junto a Los Carrizos de Castilblanco SA, vinculan a Conde a los buenos y los malos tiempos de Banesto, cuando primero sumó a sus propiedades las fincas de Las Salcedas y Los Carrizos, para que luego la juez Teresa Palacios declarara su embargo con el objetivo de cubrir la fianza por el desfalco de la entidad.

Las ramificaciones de ambas sociedades hay que buscarlas en Ámsterdam, a través de firmas como Ge.So.Co.

Hasta los 52,6 millones

Black Royal Oak sl, una inmobiliaria constituida en 2003 y administrada por los dos hijos de Conde, suma un patrimonio de 19,3 millones y pérdidas de 697.000 euros. Está domiciliada en el polígono industrial Las Monjas de Torrejón de Ardoz, en la misma dirección que Hogar y Cosmética Española o Demerquisa.

Entre las fincas madrileñas, la inmobiliaria y las sociedades dedicadas a la perfumería conectadas con Suiza, el patrimonio conjunto alcanzaría los 52,6 millones.

Operaciones societarias ficticias

Pero hay bastantes más. Junto a Lassalcedas y Los Carrizos, domiciliadas en la casa de Mario Conde en Madrid están Industrias Cumaria y Oleificio Español, dedicada al negocio del aceite. En Suiza está Kaneko Holding y en Holanda Asuma BV. Más de una decena de firmas estarían vinculadas a Francisco Cuesta o María Cristina Álvarez.

En definitiva, un amplio entramado que, sospecha Anticorrupción, se utilizaba para camuflar traspasos de dinero bajo operaciones societarias como préstamos o ampliaciones de capital. En conjunto, manejaban una fortuna para el propietario del pazo ourensano de A Mezquita, que volvió este miércoles a Soto del Real, donde cumplió su anterior condena.

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