La otra cara de la moneda: los casos de éxito del modelo franquicia

Existen cadenas premiadas por su gestión, algunos franquiciados se organizan para coordinarse mejor y otros consideran esta salida como una buena opción en tiempos de crisis

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El negocio de las franquicias es muy amplio y diverso. Hay cadenas que funcionan bien, que crecen –algunas a un ritmo vertiginoso y otras de forma más pausada– y cuyos franquiciados están satisfechos con la elección que hicieron en su momento. Sin embargo, también hay experiencias menos gratas o bien por ingenuidad o desinformación del franquiciado o por la mala gestión del franquiciador. Sea como fuere, en este sentido existen dos visiones, distintas, de un mismo sistema empresarial.

«En general, el sector de las franquicias ha superado la crisis con buena nota. Aunque en 2010 y 2011 descendió, levemente, la facturación, en su conjunto ha ido creciendo durante estos años. El panorama es positivo, aunque pueden haber casos en los que surgen problemas con el franquiciador, pero son pequeños y no son resultado de la crisis», subraya a Economía Digital el presidente de la Asociación Española de Franquiciadores, Xavier Vallhonrat.

Modelos de franquicia con premio

No obstante, hay varias plataformas de afectados por diferentes cadenas: de supermercados, de ropa, de complementos y de cosmética. Pero si ésta es la cruz de un negocio emergente, también existe la cara buena del mismo. Un ejemplo de ello es la cadena Lizarrán, que ha sido reconocida como la Best Franchisee of the World 2014 (La mejor franquicia del mundo). «Trabajamos para los franquiciados y vivimos de ellos. Tomamos decisiones consensuadas», explica a este diario Elvira Durand, directora general de marcas en Comess Group, al que pertenece Lizarrán.

Y así también lo piensa Jorge Gómez, el que se ha convertido en el franquiciado estrella de esta cadena. Abrió su primer Lizarrán en septiembre de 2012. Ahora ya está buscando el emplazamiento más adecuado para abrir su quinto establecimiento en Extremadura. Cuenta con una amplia experiencia en el mundo de la restauración y ha tenido varias franquicias antes de apostar por esta cadena. «El concepto de Lizarrán funciona en casi todos los sitios. Es ágil, atractivo y no es caro. A mí me echaron una mano desde el principio con cualquier duda que tenía e incluso si necesitaba a un cocinero. Me consta que hay gente que sí ha tenido sus más y sus manos con sus franquiciados, pero yo nunca he tenido problemas. El factor clave para triunfar es el trabajo, la dedicación y la constancia», señala.

Trabajar duro para sacar el negocio adelante

Josep Soler también comparte con Gómez la importancia de trabajar duro para sacar adelante el negocio. Él es uno de los franquiciados de la cadena Color Plus. Tiene una tienda en Barcelona. «Tienes que trabajar mucho, la tienda no funciona sola. Ahora mismo soy el único trabajador del establecimiento pero me estoy planteando en un futuro contratar a alguien para la tienda. Es necesario tener muy claro el modelo de negocio. Entre los franquiciados de Color Plus existe una buena relación y la cadena nos da cierta libertad de elección para vender otro tipo de artículos, además de los suyos», explica.

Soler subraya que para formar parte de una cadena con franquicias es muy importante que el franquiciador tenga credibilidad e informe bien. Color Plus cuenta con 65 tiendas en España desde sus comienzos en 2008. «Antes de decantarme por esta cadena, analicé una decena de franquiciadores y algunos no publicaban sus balances. El franquiciador tiene que aportar credibilidad y transparencia. Sin embargo, hay que entender que no te lo va a solucionar todo. Te aporta es un posicionamiento de marca, pero debes tener claro el modelo de negocio y que hay que trabajar mucho. Tienes que saber escoger y tener claro que el culpable de que el negocio funcione o no es, al final, uno mismo», detalla.

Sectores más demandados

Dentro del magma que pueden ser las franquicias en España, existen diferentes modelos. Los más low cost experimentan un importante crecimiento, sobre todo, cuando la economía se resiente. «Las panaderías, cafeterías, bares, tiendas de complementos o del ámbito de la estética han tenido un crecimiento muy rápido porque se adaptan mucho más al consumidor actual con una relación calidad-precio buena. Además, las franquicias que requieren de una menor inversión también han aumentado más», explica el director general de operaciones de Franquicia Consulting, Pablo Gutiérrez.

Por contra, algunas cadenas de textil han sufrido más la crisis, por la contracción del consumo. «El textil y la moda vive, por lo general, del aumento del consumo. No se centran en necesidades básicas, como la alimentación de modo que, cuanto más se resiente la economía, estos sectores lo sufren «, asegura el director general de Barbadillo y Asociados. Entre las cadenas que gozan de buena salud, Barbadillo destaca algunas como Llaollao o La Mafia. Aunque en todas partes cuecen habas.

«No todos los franquiciados estarán contentos, sin embargo, cuando un franquiciado abre varios locales es por algo. La satisfacción no la produce el sector, sino la cadena y suele ser por la relación que existe con la central. No es una cuestión sectorial, sino específica de cada cadena. Una de las vías de fracaso para una cadena es dedicar muchos esfuerzos a crecer, en lugar de preocuparse de los que están dentro. El franquiciado tiene que estar bien informado antes, hay que ser muy selectivos (tanto la cadena como el franquiciado)», concluye Barbadillo.

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