La mina de San Finx cerrará un año sin actividad extractiva

Incremento Grupo Inversor, en concurso de acreedores, negocia la entrada de un socio extranjero para retomar el proyecto

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Año difícil para uno de los proyectos de cabecera del sector minero gallego. Las históricas minas de San Finx, recuperadas con un notable apoyo de fondos públicos por Incremento Grupo Inversor tras casi dos décadas cerradas, acabarán el año casi como lo empezaron, sin actividad. Según informan varios trabajadores, la empresa, en concurso de acreedores, aplicó un ERE extintivo en junio a una veintena de operarios al no lograr pactar con un socio inversor que aportase liquidez al proyecto.

Los problemas en la extracción del wolframio de Lousame vienen de lejos. A comienzos de año, cerca de 30 mineros se encerraron en un pozo para reclamar dos mensualidades que se les adeudaban. Poco después, la empresa aplicó un ERE temporal para ganar tiempo y encontrar una solución a la falta de liquidez. Las gestiones no llegaron a buen puerto y la extracción continúa paralizada.

Seguirá así, por lo menos, hasta final de año. Incremento Grupo Inversor, el primer grupo gallego de wolframio, comunicó a los trabajadores que las conversaciones para la entrada de un grupo extranjero están avanzadas. Antes de que acabe el año se procederá a rehacer el sistema eléctrico y limpiar los pozos de la mina de Lousame, castigados por la falta de actividad, y el proyecto podría retomarse el año próximo, de la mano del nuevo socio. Ese sería el mejor escenario, tras un año en el dique seco.

Ayudas públicas

Sin embargo, durante el parón, fueron varios los trabajadores que buscaron refugio en la construcción y salieron del proyecto. Así lo asegura el grupo socialista en el municipio, que pidió explicaciones en el consistorio dirigido por María Teresa Villaverde (PP) sobre el frenazo de la actividad extractiva y sobre las ayudas concedidas a Incremento Grupo Inversor. En el Concello señalaron que se trata de una empresa privada y que no corresponde al Gobierno municipal pronunciarse.

Lo cierto es que la reapertura de San Finx contó con un fuerte apoyo de distintas administraciones. Incremento Grupo Inversor recibió en 2010 una inyección de la Consellería de Industria por valor de 645.000 euros para un proyecto de investigación geológica en Santa Comba y 497.000 euros del Ministerio de Industria por el mismo concepto. La empresa reconoció en sus cuentas anuales problemas para justificar ambas subvenciones.

Para el proyecto de Lousame, la Consellería de Industria destinó 589.700 euros en 2008 y la Dirección General de Política Energética y Minas otorgó al grupo dos subvenciones más por un valor total de 300.000 euros al año siguiente.

Futuro incierto

Incremento Grupo Inversor está controlada por Inversiones Camporredondo e Inversiones Monteneme (cada grupo con un 40%) y por el ingeniero Joaquín Eulalio Ruiz Mora (con un 20% del accionariado), el responsable del proyecto industrial. Economía Digital se puso en contacto tanto con Ruiz Mora como con Inversiones Camporredondo, que declinaron hacer declaraciones sobre el futuro de San Finx.

Según el relato de los trabajadores, todavía pendientes de la liquidación, Incremento Grupo Inversor negocia con la condición de volver a contratar a la antigua plantilla e incluso ampliarla cuando entre el nuevo inversor, cuya identidad no trascendió en las conversaciones.

Sobre la mesa estuvo, a lo largo del año, el nombre de la compañía norteamericana Global Tungsteen&Powders (GTP), dedicada a la producción de polvos de tungsteno y molibdeno además de fósforos inorgánicos y otros productos químicos relacionados. Incremento Grupo Inversor cerró un acuerdo, gestionado por la asesoría Livingstone Partners, a finales de 2010 con la empresa de Pensilvania para garantizar la venta del mineral extraído de San Finx. Las negociaciones para la entrada de la compañía americana como socio en el proyecto se produjeron en el primer semestre del año, aseguran las mismas fuentes, pero no se alcanzó ningún acuerdo.

Relaciones tensas entre los accionistas

Mientras la explotación de San Finx continuó varada, en el grupo acumulaban tensiones. Los socios intercambiaron querellas en las que se acusaban acusaban mutuamente de delitos societarios y de apropiación indebida.

Las minas de Lousame son un emplazamiento histórico no sólo por la calidad de su wolframio. Anclada en el tiempo a la autarquía franquista y al estraperlo como recurso para mitigar la pobreza de la población, fue tumba para mineros afectados por la silicosis en los años 20 y, posteriormente, ejemplo de desarrollo, con instalaciones para el servicio médico, espacio de vestuarios para los trabajadores e incluso carnicería.

Su reapertura sonó a historia recuperada entre los ciudadanos y fue bendecida por las administraciones, que destinaron partidas de dinero público a apoyar al primer grupo gallego de wolframio y a un proyecto que revitalizaría la economía de la comarca.

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