La herencia de Caramelo

Una expansión errada durante los años de bonanza fue, para muchos, el germen de la crisis de la textil

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Un día después de que Caramelo presentase la solicitud para acogerse a concurso de acreedores, la ciudad de A Coruña sigue tratando de digerir una noticia muy poco agradable, y menos unida a los recientes conflictos laborales que se están viviendo dentro del municipio, como es el caso del de la Fábrica de Armas o el de Atento. Tanto el alcalde, Carlos Negreira, como el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, apelaron este martes a la importancia de que la textil controlada por la corporación Inveravante, de Manuel Jove, consiga pronto un socio industrial que la ayude a salir de la situación en la que se encuentra.

Así, mientras espera conseguir la entrada de un socio para tratar de reflotar una firma cuyo brillo se apaga, muchos se preguntan cuáles son los motivos que han llevado a la empresa a esta situación, tras el éxito alcanzado a principios de la década pasada. Una excesiva apuesta por el mercado nacional y el retraso a la hora de abordar la internacionalización, además de la propia crisis de consumo son algunos de los factores que barajan desde el propio sector. Sin embargo, hay quien apunta más.

Los orígenes de Caramelo

Desde el comité de empresa de la textil, con CCOO como sindicato con mayoría, su presidenta, Pilar Serbia, opina que uno de los factores que llevaron a Caramelo esta situación viene derivada “la mala gestión de los anteriores accionistas”.

Lo cierto es que la corporación Inveravante, el brazo inversor de Manuel Jove, se hizo con más del 92% de Caramelo en 2008, tras la salida de dos de los socios fundadores. Caramelo fue fundada en 1969 por José Antonio Caramelo, Luis Gestal y Javier Cañás.

Expansión errada

El primero en abandonar el barco fue Cañás, en 2003. Años después salieron las otras dos familias, que controlaban en el momento de su marcha un 52,6% del capital de la firma.

En 2007, después de una aportación de capital de Inveravante y de la Xunta del bipartito, la corporación de Manuel Jove se quedó con el 37,7% de la empresa y el Gobierno gallego, a través de Xesgalicia, con un 7,6%. El año siguiente pretendía ser el de la expansión total de Caramelo. La inversión de Jove iba a ser aprovechada para iniciar un fuerte proceso de crecimiento que traía aparejada también la internacionalización. Sin embargo, este proyecto nunca llegó a culminar debido a diversos problemas e Inveravante acabó adquiriendo la mayoría de Caramelo.

Ascenso y caída

Según analizan fuentes del sector textil gallego, los años de bonanza de Caramelo, cuando estaba dirigida por las familias fundadoras, tenía su origen en la buena calidad de la ropa, además de en la presencia en tiendas multimarca. Los problemas comenzaron con los desembolsos afectuados para abrir establecimientos propios, el lanzamiento de la línea Caramelo Jeans o la adquisición del 100% de la enseña Antonio Pernas en 2005, que se dirigía a un segmento de población muy similar al de la empresa matriz.

Para algunos, la caída de Caramelo comenzó mucho antes de la llegada de Inveravante (de hecho la Xunta del bipartito le pidió su apoyo). Otros, como el sindicato CIG recuerdan que fue bajo el control de Jove cuando la firma aplicó un polémico ERE en 2009 que supuso la salida de 237 empleados. Meses después de la aplicación de aquel expediente, la Xunta otorgó un préstamo participativo de cinco millones de euros a Caramelo a través de Xesgalicia, su sociedad gestora de entidades de capital riesgo.

Ese mismo año, la Administración gallega otorgó 1,5 millones de euros a Etiem Textil, una firma de lujo creada creada en 2004 con sede en Arteixo. Su director general es Javier Cañás Caramelo, el primer socio fundador en salir de la firma que hoy se enfrenta a un concurso de acreedores y a un nuevo ERE.

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