La guerra entre Fernández de Sousa y Carceller precipitó la crisis de Pescanova

Las tensiones entre el presidente y el segundo accionista abortaron la aprobación de las cuentas de 2012 y propiciaron el preconcurso de acreedores

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

La guerra entre los principales accionistas de Pescanova por el control de la compañía podría ser el germen que desencadenó que la segunda empresa más grande de Galicia, con 10.000 empleados en todo el mundo, solicitase este viernes entrar en preconcurso de acreedores.

El presidente de la pesquera, Manuel Fernández de Sousa, mira con recelo las aspiraciones del dueño de la cervecera catalana Damm que, a comienzos de año, se convirtió en la segunda mayor accionista de la compañía al alcanzar el 6,183% de las acciones y el poder de voto. Según ha podido saber Economía Digital, las tensiones entre la presidencia de la empresa y Demetrio Carceller, el propietario de Damm, habrían derivado en que las cuentas de 2012 no fuesen aprobadas. Esas diferencias desencadenaron la petición de Pescanova a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de su suspensión temporal de la cotización en bolsa.

Maniobra defensiva

Pescanova indicó que no había podido formular las cuentas anuales «ante la incertidumbre de poder afirmar el principio contable de gestión continuada en relación con los hechos posteriores al cierre de los resultados de 2012». Es decir, la diferencia de criterio en el consejo de administración.

El preconcurso de acreedores podría ser entendido como una maniobra defensiva del propio Fernández de Sousa ante Carceller y su hipotética aspiración de hacerse con el control de la pesquera. Ahora, Pescanova y Fernández de Sousa tendrán tres meses para tratar de renegociar un pasivo de 1.500 millones de euros. La mitad deuda tiene vencimiento a corto plazo.

El creciente interés de Carceller por Pescanova se veía venir. En el inicio de 2013, Damm declaraba una participación del 6,1% –aunque fuentes no oficiales llegaron a asignarle un 7%–. El incremento es considerable, si se tiene en cuenta que hace menos de un año poseía el 5,7% del capital de la empresa, cuando acudió a la ampliación de capital impulsada por el propio Fernández de Sousa. Conseguir el 6,1% de la pesquera le costó al grupo cervecero 1,89 millones de euros, según consta en los registros de la CNMV. «Compramos porque estaba a muy buen precio», señaló a este medio una fuente oficial del grupo de Carceller.

Movimientos corporativos

Carceller es conocido entre los accionistas financieros por incrementar posiciones en sus participaciones aprovechando momentos de baja cotización. Este es el modelo que siguió, por ejemplo, en Sacyr, donde es propietario ya del 13% del capital. Ya en enero, después de que en tan solo dos semanas 3,4 millones de títulos de Pescanova (un 12%) cambiasen de manos, fuentes cercanas a la empresa aseguraban que “en breve” habría movimientos corporativos.

En los últimos años, Carceller ha vivido episodios de enfrentamiento accionarial en el consejo de Repsol y cuando participó en maniobras accionariales para tomar posiciones de control en BBVA.

Según apunta El Correo Gallego, Carceller cuenta con 50 millones de euros en bonos convertibles en acciones lo que, al precio de la última cotización en bolsa de Pescanova el pasado jueves, le podrían dar ya el 10% de la compañía, que sumado al 6,1% que ya posee, harían que atesorase más capital que el propio Fernández de Sousa, que controla el 14,5%.

Posibles aliados de las dos partes

En la lucha desatada por el control de la pesquera, algunas fuentes apuntan a que Damm podría tener entre sus aliados al fondo Luxempart, sociedad luxemburguesa que ocupaba el tercer puesto entre los máximos accionistas de la compañía con sede en Chapela (Vigo) antes del ascenso de la cervecera.

En la actualidad, los accionistas de referencia de Pescanova son Manuel Fernández de Sousa-Faro (a través de Sociedad Anónima de Desarrollo y Control), Alfonso Paz-Andrade (a través de Nova Ardara Equities), Damm y Luxempart. A estos paquetes accionariales hay que sumar los tenedores de bonos convertibles de la compañía, entre los que vuelve a destacar Carceller.

Si fuese necesario, Fernández de Sousa podría tener de su lado a Paz-Andrade, a pesar de que ambos mantienen malas relaciones desde hace años.

“No habrá problemas”

La teoría de un preconcurso de acreedores como maniobra defensiva de la presidencia del grupo se apoya en las manifestaciones internas que están realizando desde la compañía, que asegura que “no habrá problema” para renegociar la deuda desde las perspectivas de actividad y negocio de Pescanova.

Avatar

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp