La familia Freire logró 20 millones de dividendos de Megasa en 2012

La compañía, que anuncia el cierre de la planta de Narón, acusó el fin de la “tax lease” y de los beneficios fiscales a sus tres navieras

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La última vuelta de tuerca del Ministerio de Industria y el coste de la factura eléctrica no son las únicas amenazas que parecen pesar sobre Metalúrgica Galaica (Megasa), una compañía sin apenas deuda financiera, con unas cuentas saneadas y una facturación, al menos en 2011, por encima de los 1.000 millones de euros, tras haberse incrementado algo más del 50% en un año. Es por ello que detrás del órdago en toda regla en que se ha convertido la amenaza de cierre de su planta de Narón alegando sus elevados costes energéticos se esconden razones sobre la evolución de algunas actividades paralelas al propio negocio de la compañía. Es el caso de las navieras impulsadas por Megasa en pleno boom del tax lease, con las que financió la construcción de buques acogiéndose a grandes ventajas fiscales.

A esa reducción de la factura fiscal, que se rompió en 2011, se une la propia evolución de la compañía. De los resultados de dicho ejercicio, la junta general de Megasa celebrada el año pasado aprobó el reparto de dividendos para la familia Freire por importe de 20 millones de euros, destinando a reservas voluntarias en 2012 un total de 59,3 millones, de un beneficio de 79,3 millones al cierre de 2011.

Así figura en la memoria de la compañía. Megasa está controlada por la familia Freire, que se reparte su capital y puestos ejecutivos entre los hermanos José Enrique y Francisco Freire Arteta (a través de las patrimoniales Inver Oitavos SL y Certaratio SL) y Fernando Freire Vázquez, a través de Gestión MIQK SL. El presidente de la compañía es José Enrique Freire. Pese a ello, la compañía amenaza con cerrar la planta de Narón, con más de 200 puestos de trabajo en el aire.

El negocio de las navieras

Naviera Auriga, Naviera Corcubión y Naviera Luarca son las tres Agrupaciones de Interés Económico (AIE) impulsadas por Megasa en los últimos años, de las que la compañía siderúrgica tiene un 50% y fueron creadas para acogerse a los beneficios fiscales en la financiación de la construcción de buques. Son esas mismas ventajas de la tax lease que ahora Bruselas tiene en cuarentena para instar a su devolución con efectos retroactivos.

De todas ellas, Naviera Auriga es la que tiene mayores dimensiones, con un coste de la participación para la compañía gallega de 13,3 millones de euros, para un capital de 21,9 millones. Como los Freire, otros grandes capitales gallegos se adentraron en su día en el mundo de la financiación de buques, por sus grandes ventajas fiscales, caso de Amancio Ortega e Inditex, Cortizo o la extinta Caixanova y el Banco Pastor.

Incentivos fiscales

Al amparo de la tax lease, como inversión, las Agrupaciones de Interés Económico solían firmar un acuerdo de arrendamiento financiero con un armador para aportar los recursos que permitan la construcción de un buque. El mecanismo contemplaba una opción de compra por parte del constructor. Los incentivos fiscales consisten, según la legislación ahora puesta en cuestión, en la posibilidad de amortizar anticipadamente el barco.

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