La deuda empuja al Santiago Futsal hacia A Coruña

El club estudia llevar al juzgado a su fundador, José Antonio Lobelle, por impagos

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El Santiago Futsal, antiguo Autos Lobelle, necesita 200.000 euros para acabar el curso. El club, que acumula diez temporadas en Primera División en las que sumó a su palmarés una copa de España y una Recopa de Europa entre otros títulos, ha visto como caían sus previsiones de ingresos para esta temporada a medida que se incumplían las promesas de financiación.

Falló en primer lugar el Concello de Santiago, que prometió entregar 120.000 euros y acabó aportando 50.000. Falló también el fundador e histórico presidente, José Antonio Lobelle. propietario del concesionario Nissan Autos Lobelle. Cuando salió del club para reflotar su empresa, inmersa en un expediente de regulación de empleo, se comprometió a saldar la deuda de 200.000 euros que dejó. Hasta el momento, el pago no se ha producido.

La encrucijada

La directiva no oculta que está en peligro la continuidad del club, que podría llegar a desaparecer. Actualmente adeuda mes y medio a los jugadores. El principal activo del Santiago Fusal es la masa social, que ha comenzado a movilizarse para conseguir fondos. En lo relativo a las cuentas, la entidad ha sido totalmente transparente con su afición, convocándola para explicar la delicada situación. Lo seguidores han respondido.

A favor del antiguo Autos Lobelle, instalado en la élite del fútbol sala, está también el proyecto, que conserva un atractivo indudable. El presidente del club, Ramón García, se reunirá este lunes con el edil de Deportes de A Coruña. En el horizonte está la posibilidad de que el consistorio coruñés ofrezca un futuro para el Santiago Futsal en su ciudad. El club no desea un traslado, pero es una opción mejor que desaparecer.

Esta es la encrucijada que debe resolver el Futsal si no encuentra otro medio para financiarse. Asumir un traslado que no desea en absoluto o rebelarse contra su fundador. O quizá ambas cosas.

La relación con el fundador

La historia se permite en ocasiones extraños giros de guión. El empresario José Antonio Lobelle, golpeado por la crisis, se marchó tras ocupar la presidencia 37 años, aclamado por la afición y asumiendo la deuda del club. A su marcha criticó con dureza las promesas incumplidas por la administración.

Ahora es la nueva directiva la que lamenta los incumplimientos del Ayuntamiento. Pero también reclama al ex presidente que cumpla su compromiso de abonar la deuda de 200.000 euros. Esa fue la condición con la que entró la nueva ejecutiva al rebautizado Autos Lobelle.

“Ahora mismo se ha complicado la situación con él”, explica el director general del club, Miguel Fernández. “Lo único que está haciendo es complicar nuestra existencia y la viabilidad de la entidad. Al principio no podía pagar y ahora parece que no quiere. Estamos en el decimotercer aplazamiento incumplido y la opción que nos planteamos es ir a juicio”, concluye.

La relación con el Ayuntamiento

El nexo de unión entre las dos partes es la relación con el Consistorio. En su discurso de despedida José Antonio Lobelle expuso: “Las mentiras comenzaron en 2003, cuando el Alcalde de aquel momento, Xosé Antonio Sánchez Bugallo, y el concejal de Deportes Bernardino Rama, nos ofrecieron una ayuda de 240.000€ por temporada para permanecer en División de Honor. Además de todas las otras promesas de ayuda económica para organizar torneos internacionales, traer a la selección española a Santiago y de otro tipo. El club no ha visto ni uno de los euros prometido por todos estos conceptos”.

Al Futsal se le prometió una primera partida de 80.000 euros y un posterior ingreso de 40.000. El total quedó reducido a una subvención de 50.000 euros. “En Santiago nos dijeron que no podían aportar más, por lo que hay que buscar financiación privada”, concluye Fernández.

A Coruña como salvavidas

En esta situación, el presidente del Futsal, Ramón García, se reunirá con responsables del gobierno de A Coruña. El club ha dejado claro que quiere seguir en Santiago, “donde tenemos una relación emocional con la gente muy fuerte”, explica el director general. El cambio de ciudad es una alternativa por si todo falla y la entidad se precipita a su disolución.

El consistorio coruñés está interesado. Pero tendrá que poner sobre la mesa un plan de financiación e inversores que garanticen la continuidad del Futsal durante los próximos dos años.

No es el desenlace deseado por el club. “Lucharemos hasta el final por seguir en Santiago”, asevera Fernández. Pero es un salvavidas al que agarrarse ante un futuro incierto.

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