La crisis modifica el mapa de los negocios valencianos en el exterior

La Generalitat cierra siete sedes, Lladró deja su ‘macrotienda’ de Nueva York, se congela la expansión mobiliaria y se abren mercados en el sector del mueble y el turismo

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Los intereses valencianos en el exterior han sufrido una transmutación como consecuencia de la crisis. Tanto en el sector público como en el privado, la nueva coyuntura económica ha obligado a modificar el mapa de los negocios con sello de la Comunidad Valenciana más allá de las fronteras autonómicas.

En la mayoría de casos, los cambios son debido a los fuertes recortes impuestos por la crisis, como el cierre de siete sedes de la Generalitat o el abandono de la macrotienda de Lladró en una de las zonas más lujosas de Nueva York. En otros, en cambio, han aparecido oportunidades como los nuevos mercados para el sector del mueble en Europa del Este.

Los intereses del Gobierno valenciano en el exterior son los que más están sufriendo. Dentro de su campaña de recorte del gasto, la Generalitat ha eliminado ya sus delegaciones en Madrid y en Bruselas, a pesar de la gran cantidad de intereses valencianos que se ponen en juego en ambas ciudades. Cabe apuntar, por ejemplo, que el cierre de la sede en el cogollo de la Unión Europea se produjo justo cuando Bruselas está estudiando la financiación de una infraestructura ferroviaria esencial para la Comunidad Valenciana como es el Corredor Mediterráneo.

Un ahorro de 400 millones

En la misma línea, a finales de septiembre, el conseller de Economía, Industria y Comercio, Enrique Verdeguer, anunció la clausura de cinco de las 28 sedes que el Instituto Valenciano de la Exportación (IVEX) mantenía en el extranjero. El ahorro estimado de esta operación ronda lo 400 millones de euros.

Las sedes clausuradas son Toronto y Beijing, cuyos intereses pasarán a depender por proximidad geográfica de las oficinas de Chicago y Sanghai y Guangzhou, respectivamente. Del mismo modo, se clausurarán las instalaciones del IVEX en La Habana, Buenos Aires y Tokio, mientras que la oficina de Los Angeles se trasladará a la plataforma Spain Tech Center (STC) de la ciudad de San Francisco. Otras oficinas a las que lavan la cara, aunque no se cierran, serán Sao Paulo, México o las del sudeste asiático.

Los cambios en los intereses valencianos en el exterior, no obstante, no se restringen al sector público. Algunas de las principales empresas valencianas también se han visto obligadas a realizar modificaciones en sus proyectos de expansión o, incluso, a reformas tan llamativas como el abandono de sedes históricas heredades de los tiempos de vacas gordas.

Adiós al lujo de Manhattan tras 23 años

Un caso llamativo és el de Lladró. La empresa de Almàssera, con mucho predicamento en Estados Unidos, echará el cierre a su exclusiva tienda-museo de ocho plantas en la lujosa calle 57 de Manhattan, si bien no abandonará la ciudad de los rascacielos. De hecho, Lladró asegura que el cambio obedece al traslado a una nueva zona comercial de Nueva York y que el cierre de la sede abierta en 1988 no está dentro de los diversos procesos de desinversión que está realizando la firma. Del mismo modo, la compañía asegura que mantendrá su otro gran baluarte en el mercado americano: la tienda de Los Angeles.

Otra empresa que estudia con lupa su expansión comercial en el extranjero, más por prudencia que por falta de oportunidades, es Mercadona. Pese a acumular mayores beneficios cada año, la firma de Juan Roig ha preferido centrarse en el mercado estatal -la apertura del nuevo centro de Fuerteventura ha sido su último hito- y no entrará en el mercado internacional hasta 2012, según ha asegurado el propio Roig. Italia, Francia, Portugal e, incluso, Marruecos son algunos de los países que han sonado para acoger el primer Mercadona fuera de las fronteras españolas.

Turismo y mueble clásico, al alza; ‘ladrillo’, a la baja

La crisis también ha abierto nuevas oportunidades de mercado como las que explora Mercadona. La reciente feria Hábitat dejó claro que el mueble valenciano -sobre todo, de lujo y corte clásico- tiene un nuevo campo para explotar en Europa del Este y en los países emergentes. Rusia y los países árabes se perfilan como los nuevos mercados que pueden reequilibrar el descenso de las ventas en Europa o, incluso, en el mercado interior.

Los últimos datos de turismo denotan un repunte de los visitantes extranjeros, con una clara recuperación de clientes procedentes de Gran Bretaña, Alemania u Holanda respecto a años anteriores. La promesa de una nueva ley urbanística que evite los conflictos con los propietarios en la UE y el eterno mimo al modelo turístico de sol y playa han revitalizado el sector y, a rebufo, son ahora los promotores quienes quieren aprovechar este mercado extranjero para vender su stock de viviendas en el mercado europeo.

El mercado inmobiliario, precisamente, ha sido uno de los más afectados por el vaivén de la crisis. Por un lado, los promotores están intentando aliarse con el Gobierno valenciano para reactivar la venta de inmuebles en el mercado europeo, con iniciativas como la venta del stock de segundas residencias; por otro, sin embargo, la coyuntura económica ha frenado la pujanza que prometían algunos de los nuevos mercados explorados en los últimos años, tanto en Europa (Bulgaria y Rumanía) como en América (Brasil).


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