La crisis de Codere atrapa al negocio más prometedor de la gallega Comar

El grupo de Collazo Mato entró en las apuestas deportivas de la mano con la multinacional española, desde el pasado jueves en preconcurso de acreedores

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El empresario coruñés José Collazo Mato, presidente del gigante del juego gallego Comar, tiene varios frentes abiertos. Inauguró a finales del pasado año una nueva sede del Casino de Aranjuez en Gran Vía,en pleno centro de Madrid, donde se prepara para una dura pugna por el control del negocio del juego con el Casino de Torrelodones, que, la misma semana de diciembre, abrió su sucursal en el Paseo de Recoletos. Meses antes, desde comienzos de 2013, Comar también inició su aventura en el negocio de las apuestas deportivas en Galicia, al que llegó en alianza con la multinacional española Codere.

En concreto, Comar opera en esta área con Codere Apuestas Galicia como socio, una filial constituida en A Coruña en 2012 al calor de la Ley de Apuestas Deportivas de Galicia que reguló el sector y dio el pistoletazo de salida en la carrera de las grandes empresas del juego por hacer caja en la comunidad. Menos de un año después de consumar la alianza con la implantación de las primeras máquinas de apuestas, Codere presentó en el juzgado el preconcurso de acreedores al no poder hacer frente al pago de una deuda de 127 millones que vencía este sábado.

No tocará empleo ni planificación

Además de minar la confianza de los inversores –los títulos de Codere experimentaron caídas de hasta el 20%–, los problemas de la multinacional con sede central en Madrid arrojaron dudas sobre su negocio de apuestas deportivas en Galicia, una de las pocas áreas que continúa creciendo en facturación y beneficios pese a la crisis.

La compañía, que acumula una deuda total de 1.214 millones, sostiene que mantendrá su apuesta en la comunidad pese a la delicada situación. “En principio, el preconcurso no cambia para nada la situación ordinaria. Todo continúa como está, en funcionamiento, y no afectará ni a empleados ni al desarrollo del negocio”, explican en la compañía. La idea de Codere es cerrar a corto plazo un acuerdo para refinanciar la deuda que deje el trámite iniciado esta semana en el juzgado en una estrategia útil para ganar tiempo, sin más trascendencia.

«La situación está encauzada»

La misma confianza muestran en Comar, otra de las empresas del sector castigada con dureza durante la crisis. “No afecta a la planificación ni desarrollo de negocio y, según nuestras noticias, está todo encauzado”, apuntan en el grupo gallego.

Esas son las sensaciones de los socios que pusieron en marcha algunas de las primeras máquinas de apuestas deportivas en Galicia. La alianza de Codere con Comar permitió su implantación en salas de juego de la empresa de Collazo Mato, que cuenta con una marca de salones de recreativos propios, Diviertt, además de una presencia muy considerable de sus máquinas B (tragaperras) en los bares y cafeterías de Galicia.

Desarrollarán el negocio “hasta el límite”

A pesar de tener todavía un peso pequeño en la cifra de negocio de las compañías, las apuestas deportivas crecen a ritmo continuado. “En Galicia no hay datos comparativos debido a su reciente implantación, pero en otras comunidades, como Madrid, presentan un crecimiento importante, mientras el resto del sector vive una situación complicada. El juego privado, casinos, bingos… sigue cayendo. El único segmento que crece es el de las apuestas presenciales”, argumentan en Codere.

De ahí la importancia que conceden a continuar con su aventura gallega que desarrollarán “hasta el límite de la normativa”, que permite la implantación de hasta 333 máquinas en locales de hostelería, además de tener presencia en casinos, salones de juego y bingos.

No es momento para juegos

“La leyenda de que la crisis incentiva los juegos de azar es mentira”. Así de rotundos se muestran en Codere sobre la situación del sector. La compañía presentó en el primer semestre del año unos números rojos de 74,7 millones de euros.

También Comar notó la crisis. En 2011 seis de los nueve casinos que gestiona el gigante gallego a lo largo de la geografía española estaban en pérdidas. Al año siguiente, el Casino Atlántico de A Coruña, uno de los que mejor comportamiento mostraba, sufrió una nueva bajada en la cifra de negocio. Los dos establecimientos de este tipo en Galicia, el coruñés y el de La Toja –propiedad de Egasa y la catalana Cirsa– rebajaron su facturación un 33%.

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