La crisis convierte a Navantia en un taller de reparaciones

El 68% de los contratos los firmó esta área, que ha duplicado su peso en la facturación del grupo

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Si no puedes construir barcos, al menos puedes repararlos. Esa ha sido la tendencia de Navantia en los años de la crisis, a medida que los contratos en cartera se iban extinguiendo y los nuevos no llegaban. El área de reparaciones ya mostraba una tendencia creciente en el arranque de la recesión económica, pero entonces la construcción naval todavía era saludable. Y la construcción naval es un tipo grande, que apenas deja espacio para que los demás salgan en la foto.

Pero cuando los contratos fueron menguando, arrastrando a miles de trabajadores a la cola del paro, Reparaciones mantuvo el pulso y en el último año firmó el 68% de las contrataciones, que según los datos del propietario de los astilleros públicos, la SEPI, ascendieron a 301 millones.

Hasta el 31% de la facturación

Pero la importancia de esta área no está solamente en su capacidad para obtener contratos. También su peso en la facturación se ha duplicado. En 2008, cuando Navantia marcó su tope en cuanto a cifra de negocio, 1472,3 millones, las reparaciones y mantenimiento de buques aportaban el 13,4%, es decir, algo más de 197 millones.

En 2013, con mucho trecho de crisis andado, las reparaciones alcanzaron los 220 millones, un 31% de la facturación de Navantia. Algo más del doble. Si bien es verdad que ha crecido, revelándose como la división más estable de los astilleros públicos, lo cierto es que la cifra de negocio de la construcción naval está por los suelos. El dato clave es que desde aquel récord de 2008, la facturación de Navantia se redujo a la mitad, cerrando 2013 con 709,6 millones.

Buenos contratos

El peso de las reparaciones y mantenimiento es significativo teniendo en cuenta que los mayores contratos de esta área apenas alcanzan los 10 millones, mientras que el encargo de un buque supera fácilmente el centenar. Pero junto al declive de los contratos del área de construcción naval, hay otros dos factores a tener en cuenta.

Por un lado, el esfuerzo por mejorar la gestión en la Bahía de Cádiz para enfocarla a la reparación de cruceros y la pujanza de lo gaseros en los astilleros de Ferrol. Y por otro, que en el último año, se desarrollaron contratos importantes como el buque militar argelino, entregado en 2014 en la ría de Ferrol, y la firma para reparar cuatro destructores estadounidenses en los astilleros de Cádiz.

El dique flotante de Ferrol, precisamente, serviría para potenciar esta área al proporcionar una infraestructura óptima para la reparación de buques de grandes dimensiones, como los que se construyen en la actualidad. Sin embargo, la advertencia de Bruselas sobre la ilegalidad de destinar fondos públicos a su construcción ha dejado el proyecto prácticamente descartado.

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