La consesionaria usó facturas falsas para quedarse la Fábrica de Armas

Los jueces concluyen que Hércules de Armamento amplió capital en base a trabajos simulados para cumplir los requisitos del concurso de la Fábrica de Armas

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Hércules de Armamento, antigua concesionaria de la Fábrica de Armas de A Coruña, simuló trabajos con las firmas de sus socios para cumplir los requisitos que exigía el concurso del Ministerio de Defensa y quedarse con la explotación de las instalaciones. Así lo considera el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, en un fallo de febrero de este año contra un recurso presentado por la propia Hércules de Armamento, ya desalojada de la Fábrica de Armas al incumplir los requisitos fijados en el pliego del concurso.

La antigua concesionaria recurría una resolución previa del Tribunal Económico Administrativo (TEAR), quien había concluido que las cuotas del IVA de las facturas con las empresas vinculadas, en este caso Couto y Arévalo y Businessnear, no eran deducibles “al tener como origen actividades no reales”. Couto y Arévalo es la sociedad de Ramón Mejuto, el dueño de Hércules de Armamento, y estaba entonces administrada por su mujer, María Esther García Arévalo. Bussinesnnear, ahora en concurso, pertenecía a Juan José Gómez Rey, socio inicial de Hércules de Armamento que salió del proyecto al poco de echar a andar en medio de un enfrentamiento con Mejuto que también acabó en los tribunales.

El fallo de la Sala de lo Contencioso rechaza el recurso de Hércules de Armamento y reitera la falsedad de los trabajos realizados por Couto y Arévalo y Businessnear. “La única finalidad con las facturas giradas fue generar una deuda fictivia (y con esto, un IVA ficticio) que luego transformarían en capital de Hércules de Armamento para poder cumplir la exigencia que imponía el concurso de la Fábrica de Armas de A Coruña”, dice la sentencia a la que tuvo acceso Economía Digital Galicia.

Trabajos de consultoría y negociaciones con potenciales clientes

Hace referencia a una ampliación de capital de 607.000 euros realizada por la empresa en 2014, y que en su mayoría se realizó mediante la conversión de deuda con las empresas de los socios. Los trabajos que generaron esa deuda a través de cinco facturas a Hércules de Armamento son los que el tribunal considera ficticios. Businessnear habría realizado para la concesionaria “labores de consulting, planificación, desarrollo y gestión del proyecto de rehabilitación de la Fábrica de Armas”; análisis de mercado en Colombia, Panamá, Honduras y Nicaragua, Europa y el norte de África; y negociaciones con administraciones y potenciales clientes para la firma de precontratos.

En el caso de Couto y Arévalo, los trabajos facturados a Hércules de Armamento consistirían en reuniones con Aernnova y análisis técnico y financiero del sector aeronáutico; así como los trabajos realizados para la puesta en marcha de la Fábrica de Armas, fundamentalmente, la gestión de tecnología y equipos humanos.

Los argumentos de los jueces

Los magistrados consideran que las sospechas de la Agencia Tributaria sobre la falsedad de los trabajos son fundadas y argumenta, por ejemplo, que la sociedad de Ramón Mejuto “carecía de personal que pudiera acometer los trabajos”, tiene un objeto social desvinculado de las labores que dijo realizar y tampoco pagó nada a la persona que pudo ejecutar las tareas, el propio Mejuto. De Businessnear dice el fallo que “no tenía personal capacitado para realizar los trabajos ni suficiente para hacerlos sin desatender a los otros clientes”. De ambas dice que “no aportan datos objetivos de la realización de los trabajos” y añaden que Hércules de Armamento encargó a otras empresas un plan de negocio que recoge “gran parte de lo que reflejan las facturas discutidas”.

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