La banca acreedora da por seguro que Pescanova llegará a la junta sin presidente

Damm, segundo accionista, esperará a la asamblea general de septiembre para intentar hacerse con la presidencia de nuevo

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Habrá tiempo muerto para alumbrar nuevo presidente en Pescanova. Al menos, hasta el 12 de septiembre, fecha elegida para la celebración de una junta general de accionistas de la que saldrá un nuevo consejo de administración. Al margen del trabajo contrarreloj de los administradores para aprobar las cuentas y el balance del 2012 primero, para después elaborar el informe concursal y determinar el importe exacto de los créditos contra la masa del concurso y su calificación (abrirá la puerta a múltiples demandas e incidentes por parte de los acreedores, que el juez tendrá que resolver uno a uno) y elaborar al mismo tiempo el plan de viabilidad para reflotar la compañía, previo al convenio, tanto la banca acreedora como significativos accionistas de la multinacional dan por seguro que la compañía llegará a la junta sin presidente.

Tras la dimisión de Manuel Fernández de Sousa-Faro, en un consejo lleno de tensión en el que por dos veces se sometió a votación la elección de un nuevo presidente (ante la opción de Alfonso Paz Andrade, que solicitó unanimidad al consejo, se postuló José Carceller, en nombre de Damm, el segundo accionista), fueron muchas las voces que reclamaron un hombre fuerte en la compañía de inmediato, e incluso aludieron a un plazo no superior a dos semanas para que Pescanova tuviese cabeza visible de nuevo.

Carceller cambia de opinión

La banca acreedora, que al fin y al cabo será parte de la propiedad si se capitaliza la deuda, considera que la opción más realista es medir los tiempos y dejar que los administradores concursales realicen su trabajo y dejar así que el nuevo consejo (el actual está apartado de sus funciones ejecutivas en la compañía) salga con toda la legitimidad de una junta general.

Desde el entorno de los accionistas más disconformes con la gestión de Fernández de Sousa-Faro, el planteamiento ahora es similar. Fuentes cercanas a Damm, que inicialmente había solicitado no dejar descabezado el consejo, señalan ahora que “la junta es lo más importante, clave para despejar el futuro de la compañía y sus gestores”. Al mismo tiempo, indican que “lo que hace falta para Pescanova es un presidente fuerte, que pueda tomar decisiones y sentarse con la administración concursal y con la banca acreedora”.

El plan de viabilidad

Las entidades acreedoras coinciden con la cervecera en afirmar que “el presidente que salga debe ser el que negocie el plan de viabilidad”, de ahí su interés.

El plan de negocio de Pescanova, que muy problablemente será elaborado por KPMG –así lo ha solicitado la propia banca a Deloitte– debe estar listo en septiembre. Justo cuando se dará a conocer el nombre del nuevo presidente y consejo de la multinacional.

Más novedades en el consejo

Paradójicamente, ese mismo plan de viabilidad puede intruducir, a medio y largo plazo, cambios considerables en el consejo de administración.

La banca acreedora tiene claro que la propuesta para lograr evitar la liquidación de la compañía, que cuenta con un agujero patrimonial de casi 1.000 millones, traerá aparejado “quitas y capitalización de deuda”.

“Esto va a provocar que, en un futuro, en el consejo de Pescanova puedan estar sentados varios representantes de la banca”, indican.

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