La auxiliares del sector eólico dicen adiós a Galicia

La marcha de Alstom es la última muesca de una larga lista de empresas que han abandonado la comunidad ante la parálisis de las renovables

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Los proyectos de energía renovable viven sus horas más bajas, sobre todo después del último decreto del Gobierno central por el que se vuelve a recortar con carácter retroactivo la regulación del sector. Esta situación no solo ha generado la parálisis de los parques eólicos gallegos sino que afecta, directamente, a las empresas auxiliares, dedicadas en su mayoría a la generación de componentes para aerogeneradores.

En los últimos años, Galicia ha sido testigo del ascenso y posterior caída de estos negocios que, poco a poco, van abandonando la comunidad. El último caso es el de la multinacional francesa Alstom, que ha anunciado la intención de levantar el vuelo del territorio español. La compañía tiene planeado cerrar la factoría de ensamblaje de componentes que posee en As Somozas, así como el almacén de piezas situado en Narón (Ferrolterra). Cerca de 63 personas podrían quedar en la calle, aunque la plantilla tiene la esperanza de poder ser recolocada.

La plantilla de Alstom, sin noticias

UGT asegura que la noticia del cierre de las plantas gallegas de Alstom cayó como un jarro de agua fría entre la plantilla, sobre todo, “porque no habían sido informados de ellos, y conocieron la noticia por la prensa”.

Alstom justifica la reestructuración que acometerá en España a la ausencia de carga de trabajo –ya que cada vez hay menos parques en funcionamiento– la crisis, y la falta de un marco regulatorio estable.

La crisis del viento gallego

Pero, la crisis del sector eólico gallego comenzó hace ya años, y deriva, entre otras causas, de la demora que sufrió el último reparto de megavatios en Galicia. El concurso eólico realizado por el Gobierno bipartito fue tumbado y, posteriomente, repetido, cuando Alberto Núñez Feijóo llegó a la presidencia de la Xunta. “Solo hay que fijarse en un dato. Antes de que se iniciase la crisis gallega de los eólicos, Gamesa llegó a tener en la comunidad a 1.200 personas. Ahora tienen poco más de 300”, indican fuentes del sector que prefieren mantener el anonimato.

En apenas unos años, la crisis de las renovables ha borrado de un plumazo cientos de empleos en las empresas auxialiares. Metalúrgica del Atlántico, en Mugardos, proveedor habitual de justas, torres y anclajes aplicó un expediente de regulación de empleo (ERE) en 2009 para 54 de sus 60 empleados. También dijo adiós en la zona de As Pontes LM Composites, mientras que Barlovento entró en concurso de acreedores debido a la paralización de los pedidos de las eólicas.

Rápido ascenso y caída

En 2006, el grupo vigués Garomagona llegó a tener 250 trabajadores y se vio obligada a sumar a las dos factorías con las que ya contaba una tercera en el polígono de O Carballiño (Ourense) debido a la gran demanda de torres eólicas con la que se encontró. Sin embargo, tan solo unos años más tarde, sus previsiones de expansión en Galicia se paralizaron, por lo que decidió apostar por el mercado brasileño como alternativa.

También a finales del pasado año, la planta de la danesa Vestas en Viveiro (Lugo) sufrió recortes en su plantilla, si bien, aún se mantiene a flote ya que la mayoría de su producción parte hacia América.

Grúas y pymes, también tocadas

Promotores eólicos indican que la crisis de los parques no solo salpica a las empresas dedicadas a la construcción de aerogeneradores, sino también a un buen número de pymes gallegas que se dedican a la construcción de componentes. “Hay muchas pequeñas y medianas empresas por toda Galicia que decidieron dedicarse a este sector. Otras provenían del sector metalúrgico naval y decidieron meterse en el eólico pensando que sería una buena salida”, explican.

“También muchas empresas de grúas hicieron una fuerte inversión en años pasados para poder estar capacitados para montar los aerogeneradores. Ahora, se tienen que comer esa inversión”, añaden.

Según los datos de la Asociación Eólica Empresarial (AEE) entre 2008 y finales de 2011 en toda España se perdieron cerca de 15.000 empleos en el sector eólico, entre puestos directos e indirectos. «Actualmente las empresas auxiliares siguen en España, pero centrándose en el mercado extranjero. No podemos hacer aventuranzas, pero sin un marco regulatorio estable, puede que acaben marchando», indican.

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