Juan Roig repudia la optimización fiscal: »Mercadona paga todos sus impuestos»

El empresario reclama que las empresas aporten a la sociedad lo que ésta necesite para garantizar el funcionamiento del estado de bienestar

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Juan Roig quiere navegar en los próximos meses con suma prudencia. Sabe que España vive una situación complicada, con nuevas elecciones en el horizonte, ante la imposibilidad de lograr un gobierno estable. Y ha decidido no entrar en el debate. «Los políticos deben decidir, no es cosa nuestra», aseguró este jueves en la presentación de los resultados de Mercadona, en Puçol (Valencia).

Pero Roig sí tiene claro que todas las empresas deben pagar los impuestos que les correspondan, sin entrar en el debate sobre qué sería más conveniente, si una nueva reforma fiscal, o aplicar los tipos impositivos que realmente están fijados por ley, un asunto que está sobre la mesa, en función del gobierno que se acabe acordando. De hecho, parte de una máxima. A Roig le gusta pagar impuestos, señal de que gana dinero, y de que la empresa avanza.

Con unos resultados que demuestran que «Mercadona va bien», con beneficios en 2015 de 611 millones de euros, que mejoran en un 12% los resultados del anterior año, Roig ofreció el dato fiscal: una contribución de 1.497 millones de euros al fisco en 2015, de los que 662 corresponden a la Seguridad Social, 243 al impuesto de sociedades, 509 a la recaudación por IVA y por IRPF, y 83 millones por otros impuestos y tasas.

El 23% del beneficio en la plantilla

«Los servicios a la sociedad se sacan de la recaudación de todos los impuestos, para que funcione bien el sector público, y las empresas cumpliremos lo que fijen los políticos, es lo que tenemos que hacer», insistió Roig, con la impresión de que no hay nada excepcional en esa actitud. La empresa mantiene una idea, la de compartir el beneficio general.

Mercadona ha repartido el 23% de las ganancias brutas con la plantilla: hasta 277 millones de euros en concepto de prima por objetivos. Otros 326 millones de euros, se han revertido en la sociedad en concepto de impuestos. Sólo el 10% de los beneficios se ha repartido entre los accionistas como dividendos, concentrando el grueso de esos beneficios en reinversiones de la empresa.

En contra de «las malas prácticas»

El presidente de Mercadona aseguró que en el impuesto de sociedades, el tipo impositivo medio que paga la empresa es del 24,5%, y no quiso entrar en disquisiciones sobre lo que pagan o no las empresas del Ibex. Aunque no es tampoco cierto que éstas pagaran el 3%, como se difundió cuando accedió a la Moncloa el líder del PP, Mariano Rajoy, las reformas que emprendió el ministro Cristóbal Montoro, con la eliminación de algunas exenciones por inversiones, llevó el tipo efectivo hacia el 12%.

Otros cálculos elevan ese porcentaje al 17%, pero, en cualquier caso, es menor que el que pagan las pymes, o Mercadona, como recordó Roig. «Sean del Ibex o no, las empresas deben pagar los impuestos que toquen», aseguró. Y añadió: «Lo que hay son malas prácticas, y Mercadona está en contra de esas malas prácticas», en relación a una circunstancia que no puede ignorar ningún empresario valenciano: el clima extraño en la Comunitat Valenciana, uno de los grandes centros de la corrupción en España, vinculada, principalmente a los casos que han salpicado al PP.

De ahí no salió Roig, que no quiere trazar ningún mapa en España sobre lo que se hace bien o mal. Todo es relativo. O todo es más lógico. «Hay políticos malos y buenos, como hay empresarios malos y buenos, o especuladores que no son empresarios, y ya está», sentenció Roig.

Mercadona
Los proveedores deben hacer «lo que haga falta»

Ese mismo esquema lo aplica el presidente de Mercadona a los proveedores que sirven a Mercadona. «No hay grandes o pequeños, hay ágiles o no ágiles, y todos deben entender que deberán hacer lo que haga falta en los próximos años para servir a Mercadona», aseguró. La cuestión de fondo es que muchos de esos proveedores tienen márgenes muy pequeños, que les lleva, de hecho, a perder dinero.

«Nuestro plan es que en 2020 todos ganen dinero, y que todos ellos hagan lo que haga falta, si se tienen que unir, que lo hagan, pero todos formamos parte de una gran cadena», aseveró Roig.

Rodeado de productos, Roig toma uno de la estantería. Explica sus propiedades, asegura que a él no le gusta, pero que a sus directivos sí, y que es muy bueno. Toma otro, un vino, y sentencia que ese si, que ese Verdejo le encanta. Se equivoca con otro producto, de dieta, y rectifica. Habla. Demasiado rápido. Bebe agua. «Voy como una moto», asegura. Se calma. Y vuelve sobre los productos, sin importarle estar rodeado de marcas conocidas, más allá de las propias de la empresa. A Mercadona le da igual, no se establece diferencias. Roig quiere «a los mejores productores» en sus tiendas.

Mira a sus ejecutivos, entre ellos, una de sus hijas, Juana, y subraya que le quedan años, que su sucesor está «entre mis hijas y los 75.000 trabajadores de la empresa», pero advierte de que tiene en su cabeza algunos nombres.

¿El comercio electrónico? No es cosa de Mercadona

Los números de Mercadona abruman. Está todo estudiado. Al detalle. Los palés en los camiones se calculan uno a uno. Y los huevos «han perdido aire». ¿Qué quiere decir? Que mejor colocados en los camiones se pueden apilar tres palés, en lugar de dos, y eso logra reducir en medio céntimo el huevo, y es que se distribuyen cinco millones de huevos al día.

Por último, Roig sentencia: «Todo es turismo», al destacar que las tiendas de Mercadona pretenden servir a todo el mundo, y que el turismo es esencial en España, y que «está presente en todos lados», y que no se puede calcular sólo el turismo de los hoteles. Producto de esa filosofía, Roig, por ahora, no quiere saber nada del comercio electrónico.

«No sabemos buscarle la rentabilidad al comercio electrónico, donde tenemos pérdidas, que para nosotros sólo representa un 1%, así que nos vamos a seguir concentrando en el 99% de nuestros clientes, en el comercio presencial». Pasa del comercio on line. Lo suyo sigue siendo el «jefe», el cliente que entra en todas las tiendas repartidas por toda España.

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