José Blanco aterriza en Enagás en plena fiesta: nuevo ‘KO’ a Reganosa

El Supremo tumba el recurso de Reganosa contra los decretos que alfombraban la apertura de la planta de El Musel justo antes del nombramiento de José Blanco

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La alegría va por barrios en el sector gasista. Y en Enagás están de celebración. Dos semanas antes de que trascendiera el nombramiento del exministro José Blanco como nuevo miembro de uno de los consejos de administración más politizados del IBEX-35, la compañía gasista presidida por Antonio Llardén saboreaba su último triunfo sobre uno de sus enemigos íntimos: Reganosa.

Este mismo mes, el pasado 14 de mayo, la Sección Tercera de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo daba una nueva vuelta de tuerca en la batalla entablada entre Reganosa y Enagás y decidía tumbar un complejo recurso contra un real decreto de 2018 que modificada varias normativas anteriores y que, en la práctica, suponía la alfombra roja para que Enagás consiga uno de sus objetivos más pretendidos en España: la apertura de la planta de gas de El Musel, en Gijón, actualmente paralizada.

Enagás y Reganosa, enemigos de siempre

En los últimos años, la relación entre Enagás y Reganosa corre a cuenta de los escritos de los servicios jurídicos de ambas compañías, algo a lo que tendrá que acostumbrase el exsecretario general de los socialistas, que se incorpora a una sociedad, Enagás, cuyo mayor accionista privado es nada menos que Amancio Ortega, a través de Pontegadea.

El equipo jurídico de Reganosa fue con todo en su recurso contra el legislador, en este caso el Ministerio de Industria. Pero en el proceso también figuran, como partes recurridas, Enagás Transporte SAU, filial del grupo de Antonio Llardén, y la Plataforma de Veciños de la Parroquia de O Cruceiro Mehá.

La alfombra para El Musel

La compañía gallega, controlada por el Grupo Tojeiro y que tiene a la Xunta como segundo máximo accionista, hacía un tres en uno, al recurrir un real decreto que modificaba otros tres: el que regulaba el acceso de terceros a las instalaciones gasistas y establecía un sistema económico integrado del sector de gas natural; el que se regulaba las actividades de transporte, distribución, comercialización, suministro y procedimientos de autorización de instalaciones de gas natural y, por último,  el que arbitraba el mercado organizado de gas. Y, todo, con El Musel al fondo.

La competencia que supone para Reganosa la planta de Enagás en Gijón emerge como vértice del litigio. Tanto Industria, la demandada, como Enagás, la codemandada, consideraban que Reganosa «presenta un mero interés de naturaleza económica que únicamente se produciría con la futura entrada en operación de una nueva planta de regasificación y que, por ende, debe reputarse un interés meramente hipotético o potencial, en la medida que el real decreto se limita a restablecer la tramitación de determinadas instalaciones», lo que habría la puerta a la puesta en marcha de la planta de Gijón. Uno de los decretos recurridos, sostenían, no determina en sí la puesta en servicio de El Musel.

En hibernación desde 2012

En su escrito de conclusiones Reganosa reconoce que, en efecto, el real decreto cuestionado no otorga por sí el acta de puesta en servicio de la planta de El Musel, pero subrayaba que habilita un procedimiento al efecto, para que formalmente pueda ser otorgada. La planta de gas de Gijón lleva en hibernación desde 2012, y envuelta también en un laberinto judicial.

Reganosa también llegó a plantear determinadas cuestiones que atentaban en esos decretos contra la propia Ley del Sector de Hidrocarburos, que la Sala Tercera del Supremo no comparte teniendo en cuenta los pronunciamientos judiciales dictados que anularon en su día la autorización administrativa de la planta de El Musel. Y en esas aterriza José Blanco en el consejo de Enagás.

 

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